<>
Índice

Tipos de Meditación. Parte VII Sahaj Samadhi

Tipos de Meditación. Parte VII Sahaj Samadhi

Tipos de Meditación

Parte VII
Sahaj Samadhi

El Sahaj Samadhi es único

Las diferentes formas de meditación practicadas antes de entrar conscientemente en el sendero espiritual, lo mismo que las diferentes formas de meditación general o meditaciones especiales adoptadas después de convertirse en Sadak, en aspirante al conocimiento espiritual, son etapas preparatorias para alcanzar el estado más elevado de Sahaj Samadhi, o meditación espontánea, en la que el aspirante se establece permanentemente después de realizar la meta última de la vida, la Realización. El Sahaj Samadhi del Siddha, el ser que realizó a Dios, está ligado a todas las formas anteriores de meditación, se podría decir que es la culminación de todas ellas. Sin embargo, es de un tipo distinto, es un tipo totalmente diferente de meditación y pertenece a un orden enteramente diferente.

La meditación pre-espiritual de las personas del mundo

La espontaneidad del Sahaj Samadhi debe distinguirse cuidadosamente de la pseudo-sensación de espontaneidad presente en las meditaciones habituales, cotidianas, de una persona del mundo que aún no ingresó en el sendero espiritual. La mente de la persona del mundo con los problemas naturales y ordinarios se enfrasca en objetos vinculados al plano físico, y de esta manera no experimenta ningún sentido de esfuerzo cuando medita sobre esos objetos. Su mente hace hincapié en dichos objetos porque se interesa naturalmente en ellos, no porque la persona  se esfuerce deliberadamente en esos objetos. La sensación de esfuerzo no surge si se le permite a la mente hacer hincapié en esos objetos diversos de corte material sino cuando se trata de disuadir a la mente de que se enfoque en ellos. De modo que las formas pre-espirituales de la meditación parecen tener alguna semejanza con la culminación del Sahaj Samadhi del Siddha por su sensación de espontaneidad. Pero esta semejanza entre la fase inicial de la meditación y la fase final del Sahaj Samadhi es sólo superficial puesto que el Sahaj Samadhi y las meditaciones pre-espirituales están divididas entre sí por diferencias muy grandes, diferencias vitales, de gran importancia espiritual.

La espontaneidad ilusoria, falsa de las meditaciones pre-espirituales

La sensación de espontaneidad que se experimenta durante las meditaciones pre-espirituales sobre objetos y búsquedas vinculadas a lo material se debe a los intereses que los sanskaras, las impresiones mentales crean. Las meditaciones pre-espirituales son resultado del impulso de los sanskaras acumulados en el pasado, y no solamente distan de expresar una libertad verdadera, sino que son realmente síntomas de esclavitud, de atadura  espiritual. En el plano pre-espiritual, el hombre vive sumergido en una ignorancia absoluta respecto a la meta final, a la verdadera libertad, a la libertad infinita. Aunque no se sienta para nada feliz ni contento, se identifica tan profundamente con los intereses vinculados a los samskaras que no hace otra cosas que fomentarlos y se complace haciendo eso. Pero el placer de lo que él busca está condicionado, es transitorio, y la espontaneidad que experimenta con ellos también es ilusoria, es falsa, porque a lo largo de todas sus búsquedas, su mente está trabajando, está actuando bajo fuertes limitaciones.

La verdadera libertad y la espontaneidad sólo existen en el Sahaj Samadhi

La mente es capaz de una acción verdadera, libre y espontánea solamente cuando está completamente libre de ataduras e intereses provocados por las impresiones mentales, por las impresiones de los sanskaras y esto sólo es posible cuando la mente se sume en el estado de Sahaj Samadhi del Siddha. Por lo tanto, es importante señalar que, aunque parezca existir un parecido superficial entre el Sahaj Samadhi del Siddha y todas las meditaciones pre-espirituales de las personas mundanas, este parecido oculta realmente una importante diferencia entre esta espontaneidad falsa, ilusoria y la espontaneidad verdadera, es la diferencia entre la  esclavitud y la libertad, entre placer fugaz y permanente felicidad. En las meditaciones pre-espirituales, la actividad de la mente está sujeta a una compulsión inconsciente, mientras que  en el Sahaj Samadhi, la actividad mental se produce por una iniciativa consciente y libre.

La meditación es una parte de la lucha del aspirante en pos de la liberación

Las diferentes formas de meditación que caracterizan la vida del sadak, del buscador espiritual se hallan a mitad de camino entre las meditaciones pre-espirituales del individuo del mundo, de las personas que se desenvuelven en el mundo de los sentidos y el Sahaj Samadhi final del Siddha, del hombre realizado. También constituyen un eslabón entre estas meditaciones. Cuando los contratiempos, los problemas, las derrotas y los sufrimientos perturban profundamente esta aceptación primaria de los intereses de los sanskaras, o una chispa de conocimiento espiritual lo conmueve, entonces el aspirante espiritual toma consciencia de su esclavitud, de sus ataduras y de la falsedad de sus percepciones. Todas las diferentes formas de meditación a las que entonces él recurrió, surgen como partes de su lucha para liberarse, liberarse  de la esclavitud de los deseos que engañan, de los deseos falsos propios de  la existencia mundana. Las formas de meditación que son espiritualmente importantes comienzan cuando el hombre  se ha convertido en aspirante, en sadak.

La meditación implica esfuerzo

La meditación del aspirante en todas sus formas es deliberada, es consciente, en el sentido que la experimenta de alguna forma para contrarrestar esas tendencias instintivas inherentes, propias  de la mente. El aspirante adopta diferentes formas de meditación como medios que le permiten llegar  a un fin, porque considera que la meditación es la  vía que conduce hacia la Verdad. No son el resultado de un impulso,  sino partes de un esfuerzo inteligente y deliberado. Si bien estas formas de meditación son intencionadas, premeditadas, voluntarias en un comienzo, la mente se comienza habituar a ellas en forma  gradual. La mente también se interesa por los distintos aspectos de la Verdad que las distintas formas de meditación tratan de captar, lo cual contribuye a aumentar la naturalidad, la espontaneidad.

En ninguna de las meditaciones de un sadak los elementos que surgen  espontáneamente son más pronunciados que en aquellas formas de meditación personal que dan vía libre al amor y exigen que el amor  se exprese. Pero la espontaneidad total y la verdadera libertad siguen sin alcanzarse hasta llegar a la meta de la meditación. Entonces ahí sí, la sensación de deliberación y la de espontaneidad se entremezclan. La búsqueda de la libertad espiritual se acompaña siempre con una sensación de esfuerzo, lo cual persiste de alguna manera hasta superar todos los obstáculos de las falsas percepciones. Aunque la intensidad del esfuerzo varíe, nunca desaparece enteramente hasta sumirse en la quietud de la realización final.

El avance hacia el Sahaj Samadhi

En el Sahaj Samadhi no hay esfuerzo porque no hay obstáculos, no hay obstáculos  que superar ni objetivos que alcanzar. Existe la infinita espontaneidad, una libertad sin trabas, la paz, la felicidad ininterrumpidas de la realización de la Verdad. El avance hacia el estado de Sahaj Samadhi consiste en la transición desde el estado de aceptación sin ningún tipo de cuestionamiento al impulso de los sanskaras hacia el estado de lucha desesperada con las limitaciones de las impresiones mentales y, finalmente, hasta el estado de completa libertad, en donde las acumulaciones del pasado dejan de tener decisión sobre la consciencia, y la conciencia se halla en actividad percibiendo claramente la Verdad eterna.

La mente individual se disuelve en el Sahaj Samadhi

El Sahaj Samadhi del Siddha es diferente de la meditación del aspirante, no sólo en lo que se refiere a la libertad y espontaneidad de la consciencia sino también a muchos otros importantes puntos. Todas y cada una de las distintas formas de meditación a las que el aspirante podría dedicarse apuntan a obtener directa o indirectamente una completa disolución de la mente en la Verdad infinita. Sin embargo, esta disolución no se consigue completamente sino solo en forma parcial, de manera tal que no llegan a aniquilar a la mente individual. Representan diversos grados de aproximación a la meta espiritual, pero no la realización de ésta. Por otra parte, en el estado de Sahaj Samadhi se realiza la meta espiritual, puesto que la mente individual es aniquilada, aniquilada  por completo, llegando así  a una total fusión con la Verdad, la Verdad infinita.

La exaltación temporal

La meditación del aspirante, en sus vuelos más elevados, suele producir una sensación de libertad, una sensación de expansión, al igual que la alegría e iluminación de los planos superiores. Sin embargo, nada de lo apuntado es permanente porque, en casi todos los casos, cuando el aspirante desciende de su elevado estado de meditación, vuelve a ser lo que él era, una persona común y corriente, sujeta por las cadenas  inflexibles de sus limitaciones sanskáricas, de sus limitaciones mentales..

La historia de un yogui

Lo incompleto de los diferentes samadhis del aspirante puede ser ilustrado con la historia de un yogui de Gwailor, en la India, quien era muy codicioso. Había dominado mediante el yoga el arte de entrar en samadhi. Un día se sentó frente al palacio del rajá, del rey y, antes de entrar en samadhi, pensó lo siguiente: “Debo conseguir mil rupias del rajá”. Luego entró en samadhi y permaneció siete días completos en ese estado. En este lapso no comió ni bebió, sino que sólo estuvo sentado en un lugar, totalmente absorto en su meditación, absorto en un estado de  trance. La gente consideraba que él era un santo,  cuando el rajá se enteró que el yogui estaba ahí, fue también a verlo para recibir su darshan. El rajá se acercó al yogui y le tocó la espalda. Ese ligero contacto fue suficiente para hacerlo descender de su samadhi y, ni bien el yogui despertó de su meditación en la cual estaba sumido en trance, le pidió al rajá mil rupias.

Análisis de la meditación-trance

Así como un prisionero, que mira por la ventana de su prisión la grandiosidad del cielo, y de esta manera  puede abismarse en la visión del espacio ilimitado, en el espacio infinito de igual manera el aspirante que se sumerge en la meditación-trance puede olvidarse temporalmente de todas sus limitaciones, eso sucede mientras se halla inmerso en la luz y en la dicha. Pero, aunque el prisionero se haya olvidado de la prisión, no se ha escapado de ella. Del mismo modo, el aspirante absorto en la meditación-trance ha perdido de vista las cadenas que lo atan al mundo de la Ilusión, pero en realidad no las ha roto. Así como el prisionero vuelve a estar consciente de su esclavitud ni bien mira su entorno inmediato, de igual manera el aspirante a la Verdad  es consciente de todas sus deficiencias ni bien recupera la consciencia normal. Las formas ascendentes de la meditación-trance le pueden dar al aspirante cada vez más poderes ocultos, pero no el eterno estado de conocimiento y dicha al que puede tener acceso el Siddha en el estado de Sahaj Samadhi; el Siddha es  quien ha logrado la emancipación final rompiendo las cadenas de la ilusión, las cadenas de Maya.

El Sahaj Samadhi se auto-sostiene

Otra diferencia importante consiste en que, durante la meditación-trance, la meditación en la que la persona que medita entra en trance, el aspirante suele ser sostenido por algún objeto de los sentidos, algún objeto de los  fenoménico capaz de ejercer una atracción  irresistible. Las luces, los colores, los aromas y los sonidos de la esfera sutil representan su papel, seducen y apartan a la mente de las cosas del mundo a las que la persona que medita  pudiera haberse apegado. De manera que la meditación-trance no se auto-sostiene, no se sostiene por sí misma, sino que depende del objeto hacia el cual la mente se dirige. El Sahaj Samadhi del Siddha, del hombre que ha alcanzado la Verdad, se sostiene por sí mismo  y no depende en absoluto de  los objetos de la mente. La meditación-trance se parece más bien al estado de sopor,  de estupefacción, de insensibilidad o letargo que  producen las drogas intoxicantes. De la misma manera que el trance provocado por esta meditación, sigue existiendo mientras la mente es dominada por el objeto que la sostiene. El Sahaj Samadhi, que está libre de ser dominado por el objeto, es un estado de despertar pleno en el que no hay flujos, reflujos, crecientes ni menguantes sino solamente una constante percepción de la Verdad, una constante percepción verdadera.

Quienes se hallan en Sahaj Samadhi son apropiados objetos de meditación

Las diferentes formas de meditación general y las diferentes formas de meditación  especializada a las que el aspirante recurre son útiles y son  valiosas dentro de sus propios límites. No se las debe considerar como del mismo valor o igualmente necesarias para todas las personas. Se cuentan entre los métodos que conducen al aspirante hacia su destino divino. Casi todas las formas corrientes de meditación son innecesarias para las pocas personas que se hallan en un avanzado estado de espiritualidad. Muchas formas especiales de meditación suelen ser innecesarias para quienes están en contacto directo con un Maestro Perfecto o con el Avatar. A ellos les basta con que él los guíe, a ellos les basta con amarlo. Los pocos seres que lograron realizar al Ser y se convirtieron en Maestros Perfectos se hallan siempre en el estado de Sahaj Samadhi. Ellos no sólo no necesitan formas de meditación, sino que también se convierten en objetos de meditación para los aspirantes, pues entonces pueden auxiliar mejor a quienes meditan sobre ellos.