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Maya. Parte II Las Falsas Creencias

Discursos

Maya

Parte II
Las Falsas Creencias

Las cadenas de Maya

Las cadenas que esclavizan espiritualmente al alma consisten principalmente en valores equivocados, o falsedades, referidos a la evaluación. Algunas falsedades, en su carácter de ser equivocadas, creencias erróneas, cumplen también un importante papel al esclavizar espiritualmente al alma. Las creencias falsas implementan valores falsos que, a su vez, fortalecen los valores falsos que sujetan al alma. Todas las falsas creencias son tanto creaciones de Maya como falsos valores, y Maya los usa para que el alma permanezca en la ignorancia y en sus garras.

El intelecto que cae en manos de Maya

Maya se vuelve irresistible tomando posesión de la sede misma del conocimiento, que es el intelecto humano. Es difícil superar a Maya porque, al dominar al intelecto, crea barreras y sostiene creencias e ilusiones falsas. Crea barreras para que se realice la Verdad intentando constantemente sostener y justificar creencias erróneas. El intelecto que funciona en libertad allana el camino hacia la Verdad, pero el intelecto que cae en manos de Maya crea obstáculos para el verdadero entendimiento.

Las falsas creencias pueden parecer evidentes

Las falsas creencias creadas por Maya están tan arraigadas y son tan fuertes que parecen evidentes, fáciles de ver. Bajo el ropaje de creencias verdaderas, se las acepta sin cuestionar. Por ejemplo, una persona cree que ella es su cuerpo físico. Habitualmente nunca se le ocurre que puede ser algo que es diferente de su cuerpo. Se identifica instintivamente con el cuerpo físico sin pedir pruebas de ello, y cree en eso con todas sus fuerzas porque está al margen o exenta de una prueba racional.

La identificación con el cuerpo físico

La vida de una persona tiene como centro al cuerpo físico y  los deseos del cuerpo físico. Renunciar a creer que la persona es el cuerpo físico implica renunciar a todos los deseos pertenecientes al cuerpo físico y a los falsos valores que  implican al cuerpo físico. Cuando la persona cree que es el cuerpo físico propicia los deseos y los apegos del cuerpo físicos, y creer que es otra cosa diferente que su cuerpo físico, va en contra de los deseos y apegos que han sido aceptados. Por lo tanto, resulta natural que el individuo crea que él es su cuerpo físico. Esto es una creencia fácil de sostener y difícil de erradicar. Por otra parte, poder aceptar que él es otra cosa que su cuerpo físico reclama una prueba convincente. Es difícil sostenerlo y es fácil resistirse a ello. Cuando la mente se desprende de todos los deseos y apegos vinculados al cuerpo físicos, se advierte que es falsa la creencia de que el ser humano es su cuerpo físico, y le resulta  verdadero creer que él es algo distinto de su cuerpo físico.

La identificación con el cuerpo sutil

Aunque una persona logre despojarse de la falsa creencia de que ella es el cuerpo físico, sigue siendo víctima de la falsa creencia de que ella es su cuerpo sutil. Entonces el centro de su vida es el cuerpo sutil y los deseos del cuerpo sutil. Renunciar a creer que el individuo es el cuerpo sutil implica renunciar a todos los deseos pertenecientes al cuerpo sutil y a los falsos valores que ellos implican creer en él. Por lo tanto, ahora le resulta natural creer que él es el cuerpo sutil, y creer que él es algo que es diferente de su cuerpo sutil parece reclamar o necesita una prueba convincente. Pero cuando la mente se desprende de todos los deseos los apegos pertenecientes al cuerpo sutil, entonces la persona renuncia a creer esa falsedad. que ella es su cuerpo sutil, con tanta facilidad como renunció a creer falsamente que ella era su cuerpo físico.

La identificación con el cuerpo mental

Sin embargo, las falsas creencias no terminan aquí. Aunque una persona deje de creer falsamente que ella es el cuerpo sutil, abriga la creencia ilusoria que es su cuerpo mental. La persona abriga la falsa creencia porque lo disfruta. Durante toda su larga vida como alma individual, el individuo se aferró a la falsa idea de su existencia separada. Todos sus pensamientos, emociones y actividades han aceptado y confirmado constantemente un dictado único, la existencia del yo separado. Renunciar a creer falsamente que él es la mente egoica del cuerpo mental es renunciar a todo lo que parecía constituir su existencia misma.

Despojarse de la última falsedad

Al renunciar a creer falsamente que él es su cuerpo físico o su cuerpo sutil, necesariamente tiene que renunciar a varios deseos y apegos, y esto es renunciar a algo que se ha tenido como verdadero largo tiempo. Al renunciar a creer falsamente que él es su mente egoica o cuerpo mental, al individuo se le reclama que renuncie a lo que esencialmente él creyó que era. Por lo tanto, lo más difícil de hacer es despojarse de este último vestigio de falsedad. Pero esta última falsedad no dura más que las primeras falsedades que eran certezas aparentemente irrefutables. Esta falsedad también termina, y el alma se despoja de ella cuando renuncia a desear con vehemencia una existencia separada.

El alma está más allá de pensar, desear y hacer

Cuando el alma sabe que ella es diferente de los cuerpos físico, sutil y mental, sabe que es infinita. Cuando el alma es infinita, no hace nada, simplemente Es. Cuando la mente se suma al alma individualizada parece pensar. Cuando el cuerpo sutil se suma al alma junto con la mente parece desear. Cuando el cuerpo físico se suma a aquéllos, el alma parece dedicarse a la acción. Creer que el alma está haciendo algo es una falsa creencia. Por ejemplo, un individuo cree que él está sentado en una silla, pero de hecho es el cuerpo el que está sentado en ella. La creencia de que el alma está sentada en la silla se debe a la identificación con el cuerpo físico. Del mismo modo, una persona cree que ella está pensando, pero de hecho es la mente la que está pensando. La creencia de que el alma está pensando se debe a la identificación con la mente. Es la mente la que piensa, y es el cuerpo el que está sentado. El alma no se dedica a pensar ni a efectuar ninguna otra actividad.

La ilusión de que el alma es el agente

De hecho, no es la mente o el cuerpo el que piensa y efectúa cualquier acción física, pues la mente y el cuerpo en sí, no existen. Existen como ilusiones del alma individualizada, y es cuando el alma se identifica falsamente con ellas que ocurre el pensamiento o la acción. El alma, y los cuerpos mental, sutil y físico considerados juntos constituyen el agente de las acciones, o el yo limitado, pero el alma en su verdadera naturaleza no es responsable de pensar o desear, o de las acciones. La ilusión de que el alma es la mente o los cuerpos, y la ilusión de que el alma es el agente de los pensamientos, deseos y acciones son creadas por Maya, la cual es Ilusión y es el principio de ignorancia.

La creencia de que el alma está sujeta a la experiencia dual

Del mismo modo, también es falsa la creencia de que el alma experimenta los placeres y dolores de la vida, o pasa por los opuestos de la experiencia. El alma está más allá de los opuestos de la experiencia, pero no se conoce como tal. De modo que acepta las experiencias características de los opuestos debido a la identificación con la mente y con los cuerpos sutil y físico. El alma que se mezcla con la mente y los cuerpos se convierte en receptora de dolores y placeres. De manera que todos los placeres y dolores a los que estamos sujetos tienen sus raíces en la ignorancia.

Cuando un individuo piensa que es la persona más desgraciada del mundo, se abraza a una ilusión que cobra vida por medio de la ignorancia, o Maya. En realidad, no es desdichado, pero imagina que lo es porque se identifica con la mente y los cuerpos. Por supuesto, no es la mente por sí misma, ni los cuerpos por sí mismos, los que pueden tener experiencias de los opuestos. Es el alma, la mente y los cuerpos considerados juntos los que están sujetos a la dualidad de la existencia, pero el alma, en su verdadera naturaleza, está más allá de los opuestos de la experiencia.

La naturaleza de la mente y los cuerpos enlazados al alma

De manera que la mente y los cuerpos juntos son los que constituyen el agente de las actividades y el sujeto de las experiencias basadas en la dualidad. Sin embargo, no asumen este doble papel por derecho propio sino sólo cuando se los considera junto con el alma. La mente y los cuerpos, enlazados al alma, son los que juntos se convierten en el agente de las actividades, en el sujeto de la experiencia dual. El proceso de enlace se basa en la ignorancia, pues el alma, en su verdadera naturaleza, se halla eternamente libre de toda calificación, modificación y límites. Parece ser calificada, modificada y limitada por la ignorancia, o por el accionar de Maya.