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La Eliminación de Sanskaras. Parte I El Cese de Sanskaras: su Desgaste y Desenrrollamiento

La Eliminación de Sanskaras. Parte I El Cese de Sanskaras: su Desgaste y Desenrrollamiento

La Eliminación de Sanskaras

Parte I
El Cese de Sanskaras: su Desgaste y Desenrrollamiento

Los sanskaras impiden la Auto-iluminación

Los seres humanos no pueden desarrollar la Auto-iluminación porque su consciencia está cubierta de sanskaras, de impresiones, que se podría interpretar como la acumulación de huellas de experiencia pasada. En esta acumulacion de experiencias pasadas, la voluntad-de-ser-consciente con la que se inició la evolución, ha logrado crear la consciencia; pero la consciencia no llega al conocimiento de la Gran-Alma, de la Super-Alma, porque el alma individual está obligada a usar la consciencia para experimentar los sanskaras, en vez de utilizarla para experimentar su propia naturaleza real, verdadera, como Super-Alma. Experimentar los sanskaras mantiene a la consciencia confinada en la ilusión de ser un cuerpo finito tratando de adaptarse al mundo de las cosas,  de las personas, del entorno. 

El problema de liberarse de los sanskaras

Las almas individualizadas son como las gotas en el océano. Así como cada gota del océano es fundamentalmente, esencialmente, idéntica al océano mismo, el alma que se individualiza debido al bhas o la ilusión, sigue siendo la Gran-Alma y realmente no se ha separado de esta Gran-Alma. Sin embargo, la capa de sanskaras por la que está cubierta la consciencia, le impide desarrollar Auto-iluminación y la mantiene dentro del dominio de Maya, del dominio de la dualidad. Para que el alma realice conscientemente su identidad con el Gran alma, con el Alma universal, es necesario que la consciencia se retenga, se mantenga y que los sanskaras se eliminen por completo. Estos mismos sanskaras que contribuyeron y contribuyen a la evolución de la consciencia, se vuelven impedimentos para su eficacia en el momento de  iluminar, iluminar  la naturaleza de la Gran-Alma. En adelante, el problema con el que la voluntad-de-ser-consciente se enfrenta, no es el de la evolución de la consciencia, sino el de liberarse de los sanskaras.

Cinco maneras de liberarse de los sanskaras

Liberarse de los sanskaras ocurre de las siguientes cinco maneras:  

(1) El cese de nuevos sanskaras.

El cese de nuevos sanskaras consiste en ponerle fin a la actividad constantemente renovadora de crear sanskaras nuevos. Si la formación de sanskaras se compara con el ovillado  de un hilo alrededor de un palo, este paso equivale a dejar de enrollar el hilo alrededor del eje.

(2) El desgaste de sanskaras viejos.

Si no se permite la expresión de los sanskaras en acción y experiencia, gradualmente se desgastan. Si tomamos la analogía del hilo, este proceso es comparable al desgaste del hilo en el lugar donde está.

(3) El desenrollar  sanskaras pasados.

Este proceso consiste en anular sanskaras pasados​​, al revertir mentalmente el proceso que conduce a su formación. Continuando con nuestra analogía, sería como desenrollar el hilo alrededor de este eje. 

(4) La dispersión y agotamiento de algunos sanskaras.

Si la energía psíquica atrapada en los sanskaras se sublima y se desvía hacia otros canales, éstos sanskaras se dispersan, se movilizan y tienden a desaparecer.

(5) La eliminación de sanskaras. 

Esto consiste en aniquilar los sanskaras por completo. En la analogía del hilo, sería comparable a cortar el hilo con unas tijeras. La eliminación definitiva de sanskaras se puede efectuar sólo por la gracia de un Maestro Perfecto. 

Debe notarse cuidadosamente que muchos de los métodos concretos para deshacer los sanskaras se vuelven eficaces en más de una forma, y las cinco maneras  mencionadas no pretenden clasificarlos en grupos claramente diferenciados. Más bien, representan los diferentes principios que caracterizan a los procesos psíquicos que ocurren durante la eliminación de los sanskaras. Por conveniencia, este artículo sólo tratará con aquellos métodos que preeminentemente ilustran los primeros tres principios (es decir, el cese de sanskaras nuevos, el desgaste de los sanskaras, así como el desenrollado de los sanskaras pasados). Los métodos que predominantemente ilustran los últimos dos principios (es decir, la dispersión y  sublimación de sanskaras y la eliminación de sanskaras) se explicarán en la siguiente sección.

 Renuncia

Si la mente ha de ser liberada de la esclavitud de los sanskaras que se acumulan constantemente, es necesario poner fin a la creación de sanskaras nuevos. La multiplicación de sanskaras nuevos se puede detener a través de la renuncia. La renuncia puede ser externa o interna. La renuncia externa o física consiste en abandonar todo aquello a lo que la mente se apega, es decir, abandonar el hogar, los padres, esposa, hijos, amigos, riqueza, comodidades y placeres del mundo denso. La renuncia interna o mental consiste en abandonar todo deseo, particularmente el deseo por objetos sensuales. Aunque la renuncia externa en sí, no se acompaña necesariamente por la renuncia interna, a menudo allana el camino para la renuncia interna. La libertad espiritual consiste en la renuncia interna y no en la renuncia externa; pero la renuncia externa es una gran ayuda para lograr la renuncia interna. La persona que renuncia a sus posesiones se desconecta de todo lo que tenía o todo lo que tiene. Esto significa que las cosas a las que él renuncia ya no son fuente de sanskaras nuevos. Así da un paso importante hacia la liberación de sus sanskaras, poniendo fin al proceso de formación de sanskaras nuevos. Esto no es lo único que se consigue a través de la renuncia externa. Al renunciar a todo, también renuncia a sus ataduras pasadas. Los sanskaras pasados, viejos conectados con sus posesiones, se desprenden de su mente, y como no se les ha permitido expresarse, se desgastan. 

Para la mayoría de las personas, la renuncia externa crea una atmósfera favorable para el desgaste de sanskaras. Un hombre que posee riqueza y poder está expuesto a una vida de indulgencia y extravagancia. Sus circunstancias son más favorables para las tentaciones. El hombre es principalmente lo que resulta de ser golpeado, cincelado y moldeado por su escultor, el medio ambiente. Que pueda o no superar su entorno, depende de la fortaleza de su carácter. Si es fuerte, permanece libre de pensamiento y acción, incluso en medio de la acción y reacción con su medio ambiente. Si es débil, sucumbe a su influencia. Aún si es fuerte, es probable que se deje llevar por una poderosa oleada de algún modo colectivo de vida y de pensamiento. Es difícil resistir la embestida de una corriente de ideas y no caer preso de las circunstancias. Si resiste estas circunstancias, es probable que sea arrastrado por alguna oleada salvaje de pasión colectiva, quedando atrapado en modos de pensamiento a los que es incapaz de renunciar. Aunque es difícil resistir y vencer las influencias y el entorno, es más fácil escapar de ellos. Muchos vivirían una vida casta, una vida sencilla si no estuvieran rodeados de lujos y tentaciones. La renuncia a todas las cosas superfluas facilita el desgaste de sanskaras y, por lo tanto, contribuye a la vida de libertad.

Soledad y ayuno

Las dos formas importantes de renuncia externa que tienen valor espiritual especial son, (1) la soledad y (2) el ayuno. Alejarse de la tormenta y del drama de las múltiples actividades mundanas y el retiro ocasional en soledad, son valiosos para desgastar los sanskaras conectados con el instinto gregario, con el instinto de compartir y de asociarse con otros en grupos. Pero esto no debe considerarse un objetivo en sí mismo. Al igual que la soledad, el ayuno también tiene un gran valor espiritual. Comer es satisfacción, el ayuno es negación. El ayuno es físico cuando no se ingiere comida pese al deseo por el placer de comer; es mental cuando los alimentos no se consumen por deleite y apego, sino simplemente para la supervivencia del cuerpo. El ayuno externo consiste en evitar el contacto directo con la comida, a fin de lograr el ayuno mental. 

La comida es una necesidad directa de la vida y su negación continua resultaría desastrosa y peligrosa para la salud. Por lo tanto, el ayuno externo debe ser periódico y sólo por corto tiempo. Se debe continuar hasta que haya una victoria completa sobre el deseo por comer. Al poner en acción todas las fuerzas vitales y todas las fuerzas psíquicas para resistir el ansia por la comida, es posible liberar a la mente del apego a la comida. El ayuno externo no tiene valor espiritual cuando se emprende con motivo de asegurar la conformación del cuerpo o para llamar la atención. No debe ser utilizado como un instrumento para la auto-afirmación. De la misma forma, no debe llevarse al extremo hasta que el cuerpo quede reducido a sus límites. La auto-mortificación a través del ayuno prolongado no necesariamente promueve la liberación del ansia, del deseo por la comida. Al contrario, es probable que invite una reacción subsiguiente hacia una vida de indulgencia extravagante con los alimentos. No obstante, si el ayuno se realiza con moderación y con propósitos espirituales, facilita lograr el ayuno interior. Cuando los ayunos externos e internos son verdaderos y de todo corazón, se desenrollan los sanskaras conectados con el deseo por la comida.   

Penitencia 

Se pueden desenrollar muchos otros sanskaras mediante la penitencia. La penitencia  consiste en aumentar y expresar el remordimiento que uno siente tras darse cuenta de haber cometido algún acto incorrecto, condenable. El arrepentimiento consiste en revivir mentalmente los daños hechos y se debe hacer con una actitud severa de auto-condenación. Esto se facilita al aprovechar las diferentes circunstancias y situaciones que promueven la penitencia, o al permanecer vulnerable durante períodos de explosiones emocionales, o por esfuerzos deliberados para recordar los incidentes pasados con el corazón arrepentido y con una desaprobación real, verdadera y aguda. Tal penitencia desenrolla los sanskaras responsables de la acción cuando la auto-condenación acompañada de profundo sentimiento puede anular los sanskaras de la ira, los sanskaras de la codicia y los sanskaras de la lujuria. Supongamos que una persona le ha hecho un daño irreparable a alguien por no controlar su avaricia, por no controlar su ira o su lujuria. En algún momento, seguramente tendrá la reacción del remordimiento aniquilante y experimentará el aguijón de la consciencia. Si en ese momento se percata vívidamente del mal que ocasionó, la intensidad de la concientización emocional que lo acompaña consume las tendencias por las que sigue auto-condenado.  

Esta condena del sí mismo a veces se expresa a través de diferentes formas de auto-mortificación. Algunos peregrinos incluso infligen heridas en su cuerpo cuando están en estado de penitencia, pero tales expresiones drásticas de remordimiento no se recomiendan en términos generales. Algunos aspirantes hindúes tratan de cultivar la humildad al imponerse como regla caer a los pies de toda persona que encuentren. Para un hombre de voluntad fuerte y carácter estable, la penitencia puede traer el buen efecto que se busca a través de esa auto-humillación, ya que desenrolla y erradica los diferentes sanskaras conectados con acciones buenas y con acciones malas. Otros, cuya fuerza de voluntad pueda ser débil, también derivan en beneficio de la penitencia, si están bajo una dirección comprensiva y amorosa. Cuando la penitencia se practica y se nutre con cuidado, inevitablemente da lugar a la revocación psíquica de modos indeseables de pensamiento, de conductas incorrectas y predispone al hombre a una vida de pureza y a una vida de servicio. 

Sin embargo, se debe notar con atención que en la penitencia siempre existe el peligro de que la mente se pueda obsesionar de más por los daños cometidos, y así desarrollar el hábito morboso de lamentarse y llorar por cosas insignificantes. Tal extravagancia sentimental, a menudo es un desperdicio indiscriminado de energía psíquica, y de ninguna manera ayuda a desgastar o desenrollar sanskaras. La penitencia no debe ser un arrepentimiento diario tras las debilidades diarias. No se debe convertir en un hábito tedioso, un hábito estéril de ensalzar,  ponderar en forma inmoderada,  sombría las fallas propias. La penitencia cuando es sincera no consiste en perpetuar la aflicción por los daños ocasionados, sino en decidir evitar todos aquellos futuros actos que ocasionen remordimiento. Si conduce a la falta de respeto o confianza en uno mismo, no ha cumplido su verdadero propósito, que es el de imposibilitar la repetición de ciertos tipos de acción.

Evitar el cumplimiento de los deseos 

Desgastar y desenrollar los sanskaras también puede efectuarse al negar expresión y cumplimiento de los deseos. Las personas difieren en su capacidad y aptitud para poder rechazar, bloquear deseos. Aquellos en los que los deseos surgen con gran velocidad , con velocidad impulsiva, no pueden contenerlos en su origen, pero sí pueden abstenerse de buscar su cumplimiento mediante la acción. Aún si la persona no tiene control sobre el surgimiento de deseos, puede evitar que sean traducidos en acción. Rechazar deseos al controlar las acciones evita la posibilidad de sembrar las semillas de futuros deseos. Por otro lado, si la persona traduce sus deseos en acción, podrá gastar y agotar algunas impresiones, pero crea nuevas impresiones durante el proceso mismo de cumplir los deseos, y así siembra las semillas de futuros deseos que, a su vez, exigirán su propia satisfacción. El proceso de desgaste o agotamiento de impresiones a través de su expresión y cumplimiento no contribuye en sí para lograr liberarse de los sanskaras.

Cuando surgen deseos y su liberación se bloquea, hay muchas oportunidades para deliberar sobre ellos en forma espontánea, en forma natural. Esta deliberación ocasiona el desgaste de los sanskaras correspondientes. Debe observarse, sin embargo, que esa deliberación espontánea no produce directamente el resultado deseado, si se toma de forma indulgente,  de una indulgencia mental respecto a los deseos. Cuando hay un intento deliberado e incontenible de recibir y mantener los deseos en la mente, tal deliberación no sólo carece de valor espiritual, sino que puede ser responsable en sí misma de crear sanskaras sutiles. La deliberación mental no se debe acompañar de ninguna aprobación consciente de los deseos que surgen en la consciencia, y no debe haber esfuerzo alguno para perpetuar la memoria de estos deseos. Cuando a los deseos se les niega expresión y cumplimiento en acción y se les permite pasar a través de la intensidad del fuego de una consciencia deliberada que no los aprueba, las semillas del sanskara se consumen. El rechazo de deseos y la inhibición de una respuesta física, activa, con el tiempo efectúan una negación automática y natural de los sanskaras pasados.

El estado de no-desear

Rechazar deseos es una preparación para el desapego, o el estado de no-desear, y sólo este estado de no desear, puede traer consigo la libertad verdadera. Desear necesariamente ata, se cumpla o no se cumpla el deseo. Cuando se cumple, esto conduce a desear más y así se perpetúa la esclavitud del espíritu. Cuando no se cumple, conduce al sufrimiento, que a su manera y mediante sus sanskaras, obstaculizan la libertad del alma, la libertad del espíritu. Desear no tiene fin porque los estímulos externos e internos de la mente, la atraen constantemente hacia un estado de querer o no querer algo, que es otra forma de desear. Los estímulos externos son las sensaciones de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Los estímulos internos son los que surgen en la composición mental humana, a partir de recuerdos de la vida actual y de la totalidad de sanskaras acumulados por la consciencia durante el período evolutivo y durante las vidas humanas anteriores. Cuando la mente se entrena para quedarse impasible y equilibrada en presencia de todo estímulo externo y de todo estímulo interno, llega  al estado de no-desear, y al no desear nada (excepto la Realidad Absoluta que está más allá de los opuestos de los estímulos), es posible desenrollar los sanskaras del desear.

El equilibrio  del no-desear implica enfrentar los estímulos con "neti, neti" 

El desear es un estado de equilibrio perturbado de la mente y el no-desear es un estado de serenidad, de equilibrio estable de aplomo. Este aplomo del no-desear sólo se puede mantener con un incesante desenredo de todo estímulo, sea ​​placentero o doloroso, sea agradable o desagradable. Para mantenerse impasible ante las alegrías y las tristezas de este mundo, la mente debe estar completamente desapegada de los estímulos externos y de los estímulos internos. Aunque la mente se fortalece constantemente mediante sus propias sugerencias constructivas, siempre existe la posibilidad de que estos puntos de defensa sean arrastrados por alguna ola repentina e inesperada que surja en el océano del entorno natural y mental. Cuando esto sucede, es posible que, por el momento, el individuo se sienta totalmente perdido, pero la actitud de desapego lo puede mantener a salvo. Esta actitud de desapego consiste en la aplicación del principio de "neti, neti", "esto no, esto no." Ello implica un esfuerzo constante para mantenerse atento al desapego en relación con los seductores opuestos de la experiencia limitada. No es posible negar sólo los estímulos desagradables y permanecer apegado internamente a los estímulos agradables. Si la mente ha de permanecer impasible ante los embates de los opuestos, no puede seguir adhiriéndose a las expresiones de afecto y ser influenciada por estas expresiones. Este aplomo consiste en afrontar ambas alternativas con total desapego.

Límite del elemento negativo en diferentes formas de ascetismo 

El significado del "sí, sí" de los sanskaras positivos sólo puede ser anulado mediante la aseveración negativa del "no, no." Este elemento negativo necesariamente está presente en todos los aspectos del ascetismo. Esta expresado como renuncia, soledad, ayuno, penitencia, como negación del cumplimiento de deseos y no-desear. La feliz combinación de todos estos métodos y estas actitudes (que fueron explicados individualmente en este capítulo) crea una forma saludable de ascetismo en la que no hay labor extenuante ni esfuerzo. Pero para asegurar todo esto, el elemento negativo en ellos debe darse naturalmente, sin provocar ninguna perversión o limitación adicional.

Tratar de forzar la mente a una vida de ascetismo no es de ninguna utilidad. Cualquier ajuste de vida forzado hacia vías ascéticas es probable que atrofie el crecimiento de algunas cualidades que son buenas. Cuando se permite que las cualidades saludables de la naturaleza humana se desarrollen en forma natural y paulatinamente, despliegan el conocimiento de los valores relativos, y así allanan el camino para una vida espontánea de ascetismo; pero cualquier intento de forzar o acelerar la mente hacia una vida austera, una vida ascética, probablemente invite a una reacción.

El proceso de liberarse de algunos apegos, a menudo se acompaña del proceso de formar algunos otros apegos nuevos. La forma más densa de apego es la que se dirige al mundo de los objetos; pero mientras la mente se está desapegando del mundo de los objetos, tiende a adquirir algunos apegos más finos de tipo subjetivo. Una vez que la mente ha logrado cultivar cierto  grado de desapego, puede desarrollar fácilmente un tipo de egoísmo sutil que se expresa mediante el distanciamiento y un aire de superioridad. Al desapego no se le debe permitir formar ningún núcleo sobre el cual se pueda afianzar el ego, y al mismo tiempo, no debe ser una expresión de incapacidad para lidiar con el torbellino y el estrés de la vida cotidiana, de la vida mundana. Las cosas que condicionan el ser puro e infinito deben ser abandonadas mediante una actitud de inmensa fuerza,  de una fortaleza, nacida de la pureza y la iluminación, y no de una sensación de impotencia frente a la lucha y frente al conflicto. Además, el desapego real no consiste en aferrarse a la  fórmula de "neti, neti", que a veces se convierte en una obsesión de la mente, sin ningún anhelo profundo por la iluminación. Desarrollar tal interés o aferrarse a una mera fórmula de negación a menudo se acompaña con una quietud, de parálisis interna de las tentaciones. El desapego sólo puede ser integral y de todo corazón cuando se convierte, cuando se transforma en parte intrínseca de nuestra verdadera naturaleza.

Los sanskaras negativos también deben desaparecer antes de la iluminación 

La afirmación negativa de "no, no" es la única manera de desenrollar los sanskaras positivos, acumulados a través de la evolución y acumulados a través de las vidas humanas. Aunque este proceso destruye los sanskaras positivos, resulta en la formación de los sanskarasnegativos que, a su manera, condicionan a la mente y crean un nuevo problema. La afirmación de "no, no" tiene que ser suficientemente potente como para llevar a cabo la erradicación de todos los sanskaras físicos, sutiles y mentales; pero finalmente, luego de haber cumplido su propósito, debe de ser abandonada. La finalidad de la experiencia espiritual no consiste en solo negar, en una simple negación. Someterla a una fórmula negativa es limitarla mediante un concepto mental, intelectual. Esta fórmula negativa debe ser usada por la mente para dejar de condicionarse, pero debe ser desechada antes de que el objetivo último de la vida se pueda alcanzar. Debe hacerse uso del pensamiento para superar las limitaciones instituidas por su propio movimiento, pero hecho esto, se debe abandonar el pensamiento mismo. Esto equivale al proceso de ir más allá dela mente, y se hace posible mediante la no-identificación con la mente y con la no identificación con sus deseos. Observar objetivamente al cuerpo, así como a todos los pensamientos e impulsos bajos, es establecerse en un feliz desapego y negar todos los sanskaras. Esto significa liberar al alma de sus ilusiones auto-impuestas como "yo soy el cuerpo", "yo soy la mente" o "yo soy el deseo", y ganar terreno hacia el estado iluminado de "Yo soy Dios","an al-Haqq", o "aham Brahmasmi".