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Perfección

Perfección

Perfección

Dos tipos de perfección

Para tener una idea completa de lo que está implícito en la perfección, es necesario clasificarla en dos categorías diferentes. Existe la perfección espiritual, que consiste en la realización interna de un estado trascendente de consciencia que está más allá de la dualidad. Existe también la perfección tal y como se expresa y se ve en el dominio de la dualidad. Toda la existencia relacionada que es parte del mundo diverso de la manifestación admite grados, diferentes grados; y cuando hablamos de la perfección tal y como se ve en este mundo manifiesto, encontramos que, al igual que otras cosas sujetas a la dualidad, también se puede observar grados, grados de desarrollo. El mal y el bien, la debilidad y la fuerza, el vicio y la virtud, todos son opuestos dentro de la dualidad. De hecho, todos estos aspectos son expresiones de la única Realidad, pero en diferentes grados.

En la dualidad, la perfección sólo es relativa

Así, el mal no es completamente malo, sino bondad en su expresión más baja; la debilidad no es una mera incapacidad, sino fortaleza en su grado más bajo; y el vicio no es vicio puro, sino virtud en su nivel más bajo. En otras palabras, el mal es el bien en su mínima expresión, la debilidad es la fuerza en su mínima expresión y el vicio es la virtud en su mínima expresión. Todos los aspectos de la dualidad tienen un mínimo, un máximo y todos los grados intermedios; y la perfección no es una excepción a esto. Todo el rango de la humanidad queda incluido dentro de los dos extremos de la perfección y la imperfección; y tanto la perfección como la imperfección, esencialmente son materia de comparación, contraste y existencia relativa. La perfección en el dominio de la dualidad sólo es perfección relativa. Es sólo cuando la comparamos con la imperfección, que aparenta ser perfecta.

La perfección espiritual es diferente a la excelencia

Cuando la perfección se refiere a la dualidad, consiste en la excelencia de algún atributo o alguna capacidad. En este contexto, la perfección en un aspecto no necesariamente incluye la perfección en otro aspecto. Por ejemplo, un hombre que es perfecto en las ciencias puede no ser perfecto en el canto, o un hombre que es perfecto en el canto, puede no ser perfecto en las ciencias. En cierto sentido, la excelencia se puede exhibir incluso en el crimen. Cuando se comete un asesinato de manera que no se deja una sola pista para poder rastrear al asesino, se le llama crimen perfecto. Entonces, incluso en delitos, incluso en los pecados, existe una especie de perfección; pero este tipo de perfección, que consiste en la excelencia de una cualidad o de una capacidad, se debe distinguir cuidadosamente de la perfección espiritual que no se halla en el dominio de la dualidad. Todos los diferentes tipos de excelencia que son característicos de la dualidad están dentro del alcance del intelecto, porque tal excelencia puede ser fácilmente visualizada por la extensión (en la imaginación) de algo bueno que se encuentra en la experiencia limitada de la vida cotidiana. La perfección que alcanzan las almas realizadas espiritualmente no existe en el dominio de la dualidad, y como tal, está enteramente fuera del alcance del intelecto. No tiene paralelo alguno en el dominio de la dualidad. Cuando una persona logra la perfección espiritual, sabe que no existe nada, nada, excepto Dios, y lo que aparenta existir en el dominio de la dualidad y se puede captar por el intelecto, sólo es ilusión. Para el hombre espiritualmente perfecto, Dios es la única realidad, la única. La ciencia, el arte, la música, la debilidad, la fuerza, el bien y el mal, para él no son más que sueños. Su perfección consiste en el conocimiento de una existencia indivisible.

Todas las formas de excelencia están latentes en la perfección espiritual

Cuando un alma espiritualmente perfecta quiere usar todo su conocimiento y todo su poder, siempre es para la elevación espiritual de otras almas. Su conocimiento de otros no se basa en las expresión de ellos. El pensamiento llega primero, y su expresión en palabras sigue después. Como conoce la mente de todos directamente, no depende de la expresión del pensamiento. Para él, las palabras son innecesarias. Si quiere saber algo antes de que se manifieste puede hacerlo, pero lo hace sólo cuando es necesario por razones espirituales. De la misma manera, si quiere tener excelencia en cualquier otro aspecto, lo puede tener sin dificultad alguna. Todo tipo de excelencia está latente en la perfección espiritual. Krishna, como Avatar, era perfecto espiritualmente y también era perfecto en todo. Si lo hubiese querido, se podría haber mostrado como un borracho perfecto, un pecador perfecto, un canalla perfecto o un asesino perfecto, pero eso hubiera conmocionado al mundo. Aunque poseía la perfección en todos los sentidos, no era necesario que la exhibiera en el cumplimiento de su misión. Las almas espiritualmente perfectas pueden exhibir excelencia suprema en cualquier modo de vida que sea necesario adoptar para la elevación espiritual de otras almas, pero no lo hacen solamente para mostrarse como perfectos en ese aspecto. Sólo utilizan su excelencia de capacidades cuando hay una necesidad espiritual para ello, y no únicamente para satisfacer la curiosidad de otros. Cuando utilizan tal excelencia de capacidad, lo hacen con desapego, con desapego total. Tal y como una persona que usa guantes puede tocar la suciedad del universo sin ensuciarse, el alma espiritualmente perfecta puede ocuparse de la actividad universal sin estar sujeta a ella.

La perfección debe ser integral

La perfección es el desarrollo pleno de todos los aspectos de la personalidad. Por ende, la perfección debe estar bien integrada. La perfección en un solo sentido no es perfección. Sólo es el crecimiento desequilibrado de una facultad, de una capacidad, que resulta en una inflexibilidad o incapacidad para ajustarse a las siempre cambiantes y multitudinarias vicisitudes de la vida. Tal persona no puede mantener un equilibrio dinámico de mente mientras mantiene el ritmo con los rápidos cambios de la vida. Si está en un entorno que, por naturaleza, ofrece un radio de acción para la facultad que ha desarrollado, se siente temporalmente feliz y disfruta de una sensación de armonía con el mundo. Pero si se encuentra en un ambiente hostil donde su facultad no encaja, tiene una sensación de fracaso y se perturba su aplomo. Por lo tanto, la perfección implica la perfección en todos los sentidos.

La perfección incluye los opuestos y los trasciende

Si uno intenta captar la naturaleza de la perfección por medio de un estándar fijo , implicando un opuesto, la limita perdiendo así su significado verdadero. La perfección incluye los opuestos y los trasciende; por lo tanto, el hombre perfecto no está atado por ninguna regla o por ningún ideal limitado. Está más allá del bien y el mal, pero su ley recompensa a quienes son buenos y a quienes son malos les paga con su propia moneda. Krishna le demostró a Arjuna, su fiel seguidor, que provocar la aparente aniquilación física y aniquilación mental de los sanguinarios Kauravas, era para la salvación espiritual de ellos mismos. La perfección puede manifestarse mediante la muerte, puede manifestarse mediante la salvación, dependiendo de las exigencias espirituales de la situación. El corazón de quien es Perfecto es simultáneamente suave como la mantequilla y duro como el acero. La perfección no se limita en su expresión a uno de los opuestos y no excluye la posibilidad de encontrar expresión mediante el otro opuesto. Se puede expresar mediante cualquiera de los opuestos, de acuerdo con la lógica implícita en la situación. Es por esto que trasciende los opuestos y es capaz de dar una respuesta racional a todas las situaciones posibles de la vida. Asegura una adaptabilidad perfecta sin renunciar a la perspectiva de la Verdad, y asegura una inquebrantable paz y sentido de armonía en medio de diversas situaciones que deben ser desconcertantes para quienes no han tenido un desarrollo bien integrado.

La perfección es el desarrollo supremo del ser humano

Las actividades humanas están limitadas por los opuestos, y la perfección se encuentra más allá de ellos. Sin embargo, no se debe pensar que la perfección no contiene ningún elemento humano. El ser humano no está contento, y se ríe para ser feliz y para hacer felices a los demás; incluso el Hombre Perfecto, quien es eternamente feliz, no carece de sentido del humor. En otras palabras, la perfección no consiste en ser inhumano, sino en ser más que humano; es el desarrollo pleno de la racionalidad que está implícita en la humanidad.

La perfección es del hombre hecho Dios, o de Dios cuando se hace hombre

La perfección no le pertenece a Dios como Dios, ni le pertenece al hombre como hombre. Se da la perfección cuando el hombre se vuelve Dios o cuando Dios se hace hombre. El ser finito que está consciente de ser finito obviamente está lejos de la perfección; pero cuando es consciente de ser uno con el Infinito, es perfecto. Eso es lo que sucede cuando el hombre renuncia a la ilusión de ser finito y realiza a Dios al realizar su divinidad. Si por el Infinito nos referimos a algo que se opone a lo finito, o que está alejado de lo finito, y que necesariamente es distinto a lo que es finito, este Infinito ya es limitado por su incapacidad para afirmarse en, y a través de lo finito. En otras palabras, la perfección no puede pertenecer a un Infinito así. El infinito, por lo tanto, debe descubrir su vida ilimitada en, y a través de lo finito, sin ser limitado por este proceso. La perfección de Dios se revela sólo cuando Él se manifiesta como hombre. El descenso consciente de Dios a la forma limitada del hombre se conoce como Avatar. Nuevamente, este es un caso de perfección. Así, hay perfección cuando lo finito trasciende sus límites y realiza su infinitud, o a la inversa cuando el Infinito renuncia a su supuesto distanciamiento al convertirse en un hombre. En ambos casos, lo finito y lo Infinito no se excluyen. Cuando hay una mezcla afortunada y consciente de lo finito y lo Infinito, se da justamente la perfección. Entonces, tenemos al Infinito revelándose a través de lo finito sin quedar limitado por esto; y tenemos al finito trascendiendo su sentido de limitación con el conocimiento pleno de que, en verdad, es la mismísima revelación del Infinito.

Acción e Inacción
La Vida del Espíritu