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Servicio Desinteresado

Servicio Desinteresado

Servicio Desinteresado

El karma yogui evita tanto la actividad caótica como la inacción

El karma yogui evita la actividad caótica, confusa de los deseos egoístas, así como la aparente inacción derivada de la falta absoluta de deseos; pero lleva una vida de servicio desinteresado donde no hay ni la más mínima relación de motivos personales, fomentando la liberación de la divinidad en todas las fases de la vida.

El servicio no inteligente crea caos, crea complicaciones

Es muy importante que el servicio, incluso cuando es completamente desinteresado, se guíe por la comprensión espiritual, por el verdadero entendimiento porque el servicio desinteresado, cuando se maneja sin inteligencia, a menudo crea caos y crea complicaciones. Muchas personas buenas, de buen corazón, actúan incesantemente a favor de causas públicas mediante instituciones sociales. ¿Pero a qué conduce esta actividad? Para cada problema que se resuelve, a menudo se liberan diez problemas más, debido a los efectos secundarios imprevistos e incontrolables de tal acción. El hombre mundano intenta contrarrestar el mal mediante la oposición, sin darse cuenta al hacerlo, que a menudo se convierte inconscientemente en el autor de otros males. Supongamos que un grupo de hormigas se sube al cuerpo de un hombre y una de estas hormigas lo muerde. Puede querer castigarla instintivamente matándola, pero al pegarle con sus manos puede matar muchas otras hormigas que nada tenían nada que ver.

Al tratar de ajusticiar a una hormiga, inevitablemente libera una actividad injusta para muchas otras hormigas. El individuo que, sin haber dominado, comprendido el arte del servicio puro, es atraído al vórtice de la vida pública mediante un impulso generoso, se encuentra en una situación similar. Puede ser desinteresado, pero sus acciones crean caos en lugar de armonía porque no ha aprendido todavía, cómo prestar servicio real y efectivo sin desarrollar y generar estas complicaciones. Si la acción ha de ser una bendición pura para el universo, debe nacer del entendimiento, debe nacer de la comprensión, el entendimiento consumado de la vida. Quienes entran en contacto conmigo deben desarrollar un entendimiento real, verdadero de la vida y cultivar el tipo de servicio que no crea estas complicaciones.

El servicio desinteresado se basa en la comprensión, en el entendimiento

Cuando el servicio se presta desinteresadamente, siempre beneficia al karma del yogui, aunque él mismo no lo hace esperando un resultado o esperando una recompensa. Sin duda, incluso cuando él, el karma yogui presta servicio desinteresado no inteligente, deriva cierto beneficio espiritual por sus acciones, pero al hacerlo no puede evitar causar dolor y sufrimiento innecesario a otros. Sin embargo, cuando presta un servicio desinteresado con entendimiento espiritual, este servicio no sólo confiere beneficio espiritual para él mismo, sino que promueve  el bienestar tanto material como espiritual de todas las personas involucradas. El servicio desinteresado debe basarse en la comprensión y el entendimiento, si queremos que sea una bendición pura tanto para quien realice la acción como para quien la recibe.

El servicio aparente a veces causa daño

Lo que la gente en general considera como servicio, bajo circunstancias especiales puede ser considerado como perjudicial por el Maestro, pues él, el Maestro tiene conocimiento certero de la situación, y un entendimiento más profundo de las necesidades espirituales. Aunque normalmente alimentar a gente necesitada es un acto innegable de servicio puede haber circunstancias calificadas que, en una situación particular, requieran que no se dé comida a la persona necesitada, por el propio bien de esa persona. La tendencia a pedir comida por caridad crea sanskaras, sanskaras indeseables, y al alimentar a alguien con esta tendencia, se le puede estar ayudando a incrementar la carga de estos sanskaras. Entonces, aunque parece que uno hace el bien al ofrecerle comida, es posible que, en realidad, sólo se esté logrando atar aún más a esta persona con un accionar incorrecto. Aunque nuestra intención no haya sido comprometerlo con nuestro servicio, en realidad podemos estar haciendo justamente eso al ser caritativos por hábito y no con un verdadero entendimiento, con conocimiento. Lo que aplica en la instancia anterior, el hecho de ofrecer comida, también aplica en la acción de dar  en muchas otras cosas, tangibles o intangibles; y aunque desde un punto de vista más cerrado, algo significativamente puede aparentar ser un servicio para quien lo recibe, desde una perspectiva más elevada, puede ser un  perjuicio definitivo para esta persona. Esto lo podemos ejemplificar con el hecho de un alimento, que es algo nutritivo para una persona sana, para un paciente, y para alguien que está enfermo puede ser un veneno. Lo que es generalmente bueno para la gente, en general puede ser para una persona en particular dañina. Por lo tanto, la caridad inteligente requiere una comprensión profunda  y real de las necesidades espirituales de la situación.

Incluso el servicio no inteligente confiere beneficio espiritual

Sin embargo, todo esto sólo debe hacer a la gente más cuidadosa, más selectiva en cuanto al servicio que ofrece, y que esto  no nos lleve a desalentar el espíritu de servicio desinteresado, todo lo contrario. Es cierto que sólo un Maestro puede evaluar con certeza las demandas espirituales en cualquier situación particular,  sería una lástima que quienes no estuvieran seguros del análisis de realidad que están haciendo, de la comprensión, del juicio elaborado, detuvieran su impulso espontáneo hacia el servicio desinteresado por miedo, por temor a causar daño sin querer. Se dejó en claro que, incluso cuando alguien presta servicio desinteresado no inteligente, siempre deriva beneficio espiritual, siempre.

Servicio prestado con  desprendimiento absoluto

De hecho, desde el punto de vista espiritual, el  verdadero peligro al servir reside más en la posibilidad de hacerlo por una falsa motivación, por una causa, por un motivo, cuyo verdadero fundamento no es el servicio desinteresado, sino un motivo falso, lo cual nos lleva a cometer un error sobre las demandas y las necesidades espirituales de la situación en cuestión. Si se presta servicio de esta manera con un fin falso y  comprometemos a alguien y en ese compromiso en el que involucramos a otro, uno se siente orgulloso al hacerlo, no sólo se causa daño espiritual a la persona que recibe ese servicio, al destinatario, sino también a uno mismo. Si al servir, uno se deleita, se jacta en ello, llenándose de orgullo por haber hecho algún bien, y de esta manera la persona se apega al acto realizado, queda atado. Así como  podemos sujetar al hombre con cadenas de hierro o con cadenas  de oro, también se puede sujetar espiritualmente por su apego tanto a las buenas obras como a las  malas obras. De esta forma, la manera de permanecer libre del karma es manteniendo una actitud desligada, libre en el servicio. La consciencia de "estoy comprometiendo a alguien" es lo primero que ocurre en el proceso de servir, pero se puede anular con un pensamiento contrario. Lo primero que ocurre cuando tenemos un acto de servicio es la conciencia de estar sirviendo a alguien, comprometiendo a alguien y esto es lo que debemos anular con un pensamiento contrario en el cual debemos pensar en "quedar comprometido, en el servicio, por recibir la oportunidad de servir". Este último pensamiento facilita la actitud de desapego y asegura que la persona que está sirviendo quede libre del yugo de las buenas acciones. El servicio basado en la comprensión profunda, integral no sólo es desinteresado y se ajusta a las exigencias espirituales de aquel que recibe el servicio, sino que se presta con total desapego. Tal servicio  hace posible llevar al  peregrino a la meta lo más rápidamente posible.

El verdadero servicio comienza después de la Realización

El valor del servicio depende del tipo de bien que se  brinda mediante el servicio. Atender las necesidades corporales de otros es servicio; cultivar el intelecto de otros es servicio; alimentar los corazones de la gente es servicio; satisfacer  requerimientos estéticos de la sociedad es servicio. Todas estas formas de servicio no tienen el mismo valor, aunque todas se acompañan con una actitud altruista. El tipo de bienestar que se busca mediante el servicio depende de la visión de la persona, y quien tenga la percepción más clara de la meta final estará en la posición para prestar el tipo de servicio más valioso y más importante.  Quienes no han encontrado la Verdad, la suprema Verdad son incapaces de prestar este tipo de servicio más elevado. Su servicio no puede tener el mismo valor para la Creación que el servicio de quien ha llegado a lo más profundo del entendimiento espiritual. En cierto sentido, el verdadero servicio comienza después de la Realización.

Servir al Maestro facilita la iluminación

Sin embargo, el espíritu de servicio que invariablemente se presenta en los peregrinos y en  las personas de buen corazón, se puede aprovechar y se puede utilizar creativamente para propósitos espirituales, si este servicio está  aliado con el trabajo de un Maestro. El Maestro sirve a todo el universo desde la finalidad de su consciencia infinita, y quienes sirven y obedecen al Maestro también participan en su trabajo universal. El servicio del Maestro tiene la ventaja de la sabiduría y perspicacia que tiene el Maestro. La participación voluntaria en el trabajo del Maestro no sólo eleva el valor del servicio, sino que crea las mejores oportunidades para la iluminación espiritual. El servicio que se desarrolla bajo  las instrucciones del Maestro le sigue en importancia sólo al servicio prestado por el Maestro mismo.

El servicio debe estar libre de apego a los resultados

Para la mayoría de las personas, la idea de servir está unida inextricablemente con la obtención de ciertos resultados definidos en el mundo objetivo. Para estas personas, servir consiste en eliminar el sufrimiento humano, eliminar el analfabetismo y otras dificultades y desventajas que frustran el florecimiento del individuo, de las personas  o de la vida social. Este es el tipo de servicio que prestan los aspirantes espirituales, los políticos, los reformadores sociales y otras personas  de buen corazón. Aunque este tipo de servicio es de inmensa importancia espiritual, por su naturaleza misma es interminable. A pesar de lo que cualquier persona pueda lograr en estos campos, siempre queda mucho por hacer. Por eso, mientras que la idea de servicio esté atada así a la idea de los resultados, estará inevitablemente acompañada por una sensación de hecho inconcluso, de hecho no terminado. No se puede realizar al Infinito mediante la búsqueda de una serie interminable de consecuencias. Quienes buscan resultados seguros y resultados definidos mediante una vida de servicio, llevan una carga eterna en sus mentes.

El servicio después de la realización es esencialmente diferente del servicio antes de la realización

Por otra parte, el servicio que surge posterior a la realización de la Verdad es una expresión espontánea del entendimiento y la comprensión espiritual que nace de la verdadera naturaleza del Ser; y aunque también trae consigo importantes resultados en el mundo objetivo, no se complica en lo absoluto con ningún anhelo por ellos. Así como el sol brilla porque es su naturaleza misma hacerlo, y no porque quiera lograr algo al brillar, la persona que ha realizado a Dios también vive ofreciéndose a sí mismo, debido a la estructura básica de la vida divina que yace en el seno de la Realidad, y no lo hace porque anhele lograr algo. Su vida no es alcanzar algo esperando algún tipo de logro. No busca enriquecerse mediante estos logros, sino que ya está establecido en la plenitud de la realización del Infinito. El desbordamiento de su ser es una bendición para la vida en otras formas y de hecho, las eleva tanto material como espiritualmente. Como su propia felicidad se basa en la realización de la Divinidad en su propio ser, no sufre disminución alguna por la imperfección o el padecimiento de vida en otras formas, y su consciencia no se tiñe por la añoranza de algo no realizado. Hay una brecha inmensa entre el servicio prestado antes de la realización de la Verdad y aquel servicio prestado después de ésta Realización. La vida del Maestro es una vida de servicio; es una ofrenda constante de su propio Ser hacia otras formas. Pero este servicio, que es característico de la vida de una persona que ha realizado a Dios, es esencialmente diferente del servicio proveniente de quienes no han realizado aún la Verdad.