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Solo

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Es verdad que Baba estuvo recluido muy frecuentemente durante sus últimos años, y hasta se le decía a la gente que no intercambiara correspondencia con él. La gente no podía verlo y ni siquiera se suponía que le escribiera, pero Baba nunca estaba solo. Siempre había alguien con él. No necesariamente en la misma habitación sino afuera, frente a su puerta. Nosotros estábamos allí sentados y, cuando Baba batía palmas, tan sólo entonces entrábamos. Durante toda mi vida con Baba sólo sé de dos casos en los que él estuvo completamente solo. Por supuesto, puede haber habido algunos casos antes de que yo llegara a vivir con Baba, pero son los dos únicos casos que conozco en mi vida.

Ya les conté uno de ellos; estando en Vengula, después de que ambos caímos en agua sucia y dejé a Baba solo mientras corría de vuelta para traerle un poco de ropa limpia. La otra vez ocurrió cuando estábamos en Monte Abu. Baba había ido allá con un pequeño grupo de hombres y mujeres. No recuerdo exactamente quién estaba ahí, pero creo que estaban Baidul y tal vez Vishnu. Sé que Donkin estaba allí. Lo recuerdo porque él estaba muy enfermo. Entonces Baba y las mujeres tenían una casita en la que se alojaban, y los hombres vivíamos en el pueblo cercano. Vivíamos en lo que puede llamarse un barrio pobre. Teníamos dos cuartitos, y Donkin se alojaba aparte. Baba debió haber pensado que nuestros cuartos no eran apropiados para Donkin; después de todo, éste no estaba acostumbrado a esas cosas. Era un inglés muy educado. De modo que se le asignó el lugar que le correspondía. Pero incluso así, el pueblo era tan primitivo que había aguas servidas por todos lados y Donkin se enfermó y tuvo que quedarse en cama.

Baba quiso efectuar una rápida visita a un mast, de modo que fuimos solamente Él y yo. Cuando las mujeres supieron que nos íbamos, nos dieron una lista de compras. El Monte Abu es una zona remota, y el pueblo, como dije, es muy chico. No era posible comprar allí verdura buena. Entonces, cuando las mujeres se enteraron de que nos íbamos, nos dieron una lista de cosas para que se las consiguiéramos.

De modo que Baba y yo salimos de Monte Abu y tomamos contacto con el mast. Al regresar, nos detuvimos para comprar toda la verdura que las mujeres querían, que pusimos en un gran cajón. Estábamos en la estación ferroviaria de la calle Abu,  desde ahí íbamos a tomar un tren hacia Monte Abu. Estábamos en el andén con nuestro cajón de verdura, y no teníamos boletos. Pero yo tenía que dejar a Baba solo para conseguirlos. Algunos de ustedes han viajado en tren para venir aquí. Ustedes saben cómo se precipita la gente en la boletería. Yo no podía tener a Baba parado en la cola conmigo, y entonces le dije: 

–Baba, voy a tener que dejarte unos minutos para conseguir los boletos. ¿Está bien?

Baba me indicó que él estaría bien. 

–¿Estás seguro, Baba? –le pregunté. 

–Sí, así es mejor porque puedo estar aquí vigilando nuestro cajón mientras sacas los boletos –me contestó con un gesto.

–Muy bien –le dije–, pero no te muevas. Quédate aquí.

Baba me dijo que se quedaría, y yo fui a ponerme en la cola para sacar el boleto. Yo estaba ahí parado cuando oí sonar la campanilla que anunciaba la entrada de un tren. Me puse muy nervioso. Nuestro tren estaba llegando, Baba estaba totalmente solo, y yo todavía no había sacado los boletos. No sé cómo me abrí paso para ponerme delante de la cola, compré rápidamente dos boletos y luego regresé de prisa adonde estaba Baba. Pero cuando llegué allí, Baba no estaba en ese lugar.

Eché un vistazo, pero Baba no estaba. Nuestro cajón con la verdura también había desaparecido. La gente se precipitaba por todos lados para abordar el tren, y tuve una sensación de miedo en el estómago. ¿Qué le había sucedido a Baba? Miré alrededor, y entonces divisé nuestro cajón con la verdura que subía y bajaba a lo lejos. Corrí tras el cajón y vi que Baba lo llevaba al hombro. Él estaba buscando un vagón vacío para que ambos lo pudiéramos abordar.

Corrí hacia Baba, tomé la verdura y, puesto que teníamos los boletos, los dos subimos al tren. Esa fue la segunda vez que yo recuerde en la que Baba quedó completamente solo.

Moras