El tiempo al que he estado haciendo alusión ha llegado. El trabajo universal pesa tremendamente sobre mí. Maya, el principio de la ignorancia, intenta oponerse a mi Trabajo con todo su poder. Por eso, particularmente quienes viven cerca de mí deben estar muy atentos. Conociendo mi amor por ustedes, Maya espera una oportunidad para usar sus debilidades. En el momento que descuidan mis instrucciones el propósito de Maya se cumple. Tengo que sostener una gran lucha con Maya, no para destruirla, sino para hacerlos conscientes de su inexistencia. En el momento en que dejan de obedecerme implícitamente, ella estrecha sus garras sobre ustedes y así abandonan los deberes encomendados. Esto contribuye a mi sufrimiento.
En Dios no hay confusión alguna, Dios es Dicha y Honestidad infinitas. En la Ilusión hay confusión, miseria y caos. Como el eterno Redentor de la humanidad estoy en la intersección entre la Realidad y la Ilusión, experimentando simultáneamente la dicha infinita de la Realidad y el sufrimiento de la Ilusión.
Con la Realidad en una mano y la Ilusión en la otra, constantemente experimento como un tirón de cada lado. Esta es mi crucifixión. Cuando caen presa de las persuasiones de Maya, el tirón de la Ilusión se intensifica y tengo que hacer un esfuerzo para resistirlo y permanecer firme en la intersección. Nunca me suelto de la Realidad. Si el tirón de la Ilusión llega a ser demasiado intenso, mi brazo podrá ser arrancado de su articulación, pero Yo permaneceré donde estoy.