<>
Índice

Mahoma - La siguiente peregrinación a La Meca

Mahoma - La siguiente peregrinación a La Meca

Mahoma

Parte 4

La siguiente peregrinación a La Meca

En febrero de 629, Mahoma emprendió una peregrinación más reducida, de entre 1.200 y 2.000 musulmanes. Según las cláusulas del acuerdo de Hudaibiya, los Quraysh desocuparon La Meca para permitir la entrada de los musulmanes. Mahoma fue directamente a La Kaaba, tocó la piedra negra y caminó siete veces alrededor del templo.

Aunque los Quraysh recordaron a Mahoma que se marchara después de estar tres días en La Meca, la peregrinación musulmana los impresionó profundamente. Mahoma no sólo había modificado la Qibla (dirección de la plegaria) hacia La Meca en lugar de hacerlo hacia Jerusalén sino que continuó cumpliendo con las tradicionales peregrinaciones a La Meca y venerando a La Kaaba. Además, como todos los Avatares, Mahoma poseía un magnetismo personal imposible de describir con palabras. Los habitantes de La Meca presenciaron esto en primera persona cuando vieron a Mahoma no sólo como un peregrino sino como un enérgico líder que concitaba en sus seguidores una fe y una lealtad incondicionales.

Cuando Mahoma envió un mensajero para que viera a uno de los príncipes de Siria, un hombre de las tribus locales mató al mensajero en su viaje de regreso. Mahoma despachó un ejército de unos 3.000 hombres para vengar el homicidio, pero el ejército fue derrotado en la Batalla de Mota. Zaid, hijo adoptivo de Mahoma, murió en dicha batalla. Aunque ésta terminó en derrota, Mahoma declaró que quienes habían muerto eran auténticos mártires.

Los Quraysh habían concertado un tratado con una tribu, y Mahoma había hecho lo mismo con otra tribu. Según las cláusulas de la tregua de Hudaibiya, aquellas tribus estaban sujetas a la tregua más amplia y se sometían a sus condiciones. Estalló un conflicto entre las dos tribus que de esa manera se habían sujetado a la tregua, y un hombre resultó muerto. Según un relato, los mismos Quraysh participaron en la lucha. Sea como fuere, Mahoma consideró que la tregua había sido quebrantada.

Abu Sofian, líder Quraysh y padre de una de las esposas de Mahoma, se preocupó de inmediato y fue a Medina para pedirle a Mahoma que prolongara la tregua. Mahoma se negó. Cuando Abu Sofian se marchó de Medina, Mahoma partió hacia La Meca el 1º de enero de 630 con una fuerza de 10.000 hombres. Abbas, tío de Mahoma, y Abu Sofian se encontraron con la expedición de Mahoma, antes de que llegara a La Meca, para negociar una pacífica rendición de La Meca. En este encuentro, Abu Sofian se convirtió al Islam y brindó el testimonio obligado de que no hay otro dios sino Dios y que Mahoma es el Mensajero de Dios. Entonces Mahoma asentó las condiciones: los habitantes de La Meca podrían entregarse sin temor a que los mataran.

Mahoma conquista La Meca y destruye los ídolos en La Kaaba

Mahoma ocupó La Meca con sus fuerzas, fue a La Kaaba y ordenó que fueran destruidos y quemados los ídolos que había allí y en los alrededores. Después entró en La Kaaba y ordenó que borraran todas las pinturas con excepción de las que representaban a Jesús y María. Luego se dirigió al pueblo de La Meca, que se había reunido para jurarle lealtad. Entonces Mahoma perdonó a quienes habían sido sus enemigos. El Avatar, que se había ido de La Meca siendo el blanco de la ira y el ridículo, y de un intento de asesinato por parte de los Quraysh, había regresado como un héroe victorioso. Había destruido y quemado los ídolos paganos, y los Quraysh habían jurado lealtad a Dios y a Su Mensajero.

Muchas tribus de los alrededores de La Meca destruyeron sus ídolos y se convirtieron al Islam cuando se enteraron de que Mahoma había conquistado La Meca. Una tribu en particular quiso luchar y movilizó un ejército contra los musulmanes. Éstos se opusieron con sus fuerzas a las tribus guerreras y, después de algunas dificultades, vencieron a los contrarios y, bajo la dirección de Mahoma, se dividieron el botín de guerra. Mahoma volvió a visitar La Meca y luego regresó triunfal a Medina. Dejó en La Meca un gobernador y un maestro para que les enseñara las costumbres del Islam.

Los últimos años de Mahoma

Durante la siguiente temporada de peregrinación, Mahoma volvió a ir a La Meca y se le unieron algunos paganos. Sin embargo, cuando los peregrinos se reunieron, Mahoma le pidió a Alí que leyera en voz alta una declaración por la que se les concedería a los paganos un lapso de cuatro meses de gracia, después de los cuales podrían ser atacados y muertos. Como segunda condición se declaraba que, en el futuro, sólo a los musulmanes se les permitiría peregrinar a La Meca. Las nuevas órdenes no se aplicaban a judíos y cristianos, a quienes no se consideraba  paganos sino monoteístas y “gente del Libro”.

La revelación de que matarían a los paganos amedrentó a las tribus que no habían abrazado al Islam. En el año 631 fueron numerosas las delegaciones que fueron a Medina y las tribus árabes hicieron las paces con Mahoma y se convirtieron al Islam. Como ya se comentó, Mahoma exigió que el nuevo converso recitara solamente: “No hay otro dios sino Dios, y Mahoma es el Mensajero de Dios”. Al atestiguarlo, el nuevo converso era acogido en la familia musulmana.

En una ocasión llegaron dos hombres para asesinar a Mahoma pero se acobardaron. Otro hombre le pidió a Mahoma que jurara que Él era realmente el Mensajero de Dios, y Mahoma se lo juró. Entonces ese hombre regresó a su lugar de origen y convirtió a toda su tribu al Islam.

Mahoma consideraba a judíos y cristianos como compañeros creyentes. No pensaba que los judíos y los cristianos debieran ser obligados a cambiar su religión si deseaban mantenerse firmes en su propia fe. Judíos y cristianos tenían la obligación de pagar su tributo y someterse a la autoridad política de la comunidad local. Mahoma también introdujo la nueva costumbre de que las disputas no tenían que resolverse de acuerdo con la costumbre tribal sino según la ley musulmana.

Mahoma efectuó su última peregrinación a La Meca en 632. Enseñó al pueblo muchas prácticas del Islam. Al terminar dijo: “¿No les dije qué hacer y completé mi misión?”. Los hombres replicaron: “Por Dios, sí, lo has hecho”. Entonces Mahoma les dijo: “¡Oh Dios, sé testigo de esto!”.39 Este diálogo nos recuerda los comentarios de Baba sobre que Su labor se había completado satisfactoriamente en un ciento por ciento.

Mahoma pasó sus últimos meses de vida en Medina, estando largo tiempo con sus esposas y con sus nietos predilectos, Hasán y Husein. En junio de 632 se enfermó y se corrió la voz sobre su enfermedad en la comunidad musulmana. “Cuando el Profeta estaba a punto de fallecer, se dice que 144.000 compañeros (ashabs) se reunieron en Medina para ser testigos de su muerte”.40 Mahoma murió en su hogar, en brazos de Aisha, su esposa predilecta, La causa de su muerte fue probablemente una pulmonía. Sus últimas palabras fueron estas: “El más Exaltado Compañero pertenece al Paraíso”.41

Tras la muerte de Mahoma, los musulmanes conquistaron gran parte del hemisferio norte. Sin embargo, durante ese tiempo, se produjo un cisma dentro de la comunidad musulmana, el cual existe hasta el día de hoy. Después de cinco años de guerra civil, en 661 fue asesinado Alí, primo de Mahoma. “Es un hecho que, durante la niñez de sus nietos Hassán y Husain, el Profeta predijo el Moharram (martirio) en ‘Karbala’ a su hija Fátima, madre de los mártires”.42 La predicción de Mahoma se cumplió. “Karbala fue el famoso campo de batalla en Irak (681 de nuestra era), en el que fueron muertos el nieto de Mahoma Husain (hijo de Alí), sus bisnietos Alí Akbar y Alí Asghar (hijos de Husain), y otros Shi’ahs; y donde también fue sepultado Husain”.43 No obstante esto, Meher Baba dijo: “La grandeza de Mahoma está en Karbala, no en La Kaaba”.44 Meher Baba incluso se refirió a Meherabad como “Karbala”, en un momento en que hubo en Meherabad vendavales y fuertes tormentas de polvo que hicieron volar los endebles techos de chapa de muchas edificaciones de allí”.45 La grandeza de Dios radica en que Él da inspiración y valentía a sus amantes (incluso a sus propios parientes) para que ofrenden la vida por Él; ellos pueden pensar que este proceso forma parte de su sentido del humor, porque la muerte no existe para Dios.

Meher Baba y Mahoma

Tal vez parezca que Meher Baba y Mahoma tengan poco en común. Estudiado esto más detenidamente, sus semejanzas se hacen más evidentes. Ambos tuvieron el carisma de los Avatares, y quienes estuvieron en contacto con ellos sintieron la atracción magnética de ambos. Los dos revelaron la Verdad de Dios a quienes estén dispuestos a escuchar. Los dos tienen el impecable carácter de Avatar: honestidad, dulzura, buen humor, fuerte optimismo y certidumbre sobre el significado de la vida.

Tal vez sea más difícil conciliar las diferencias que existen en las enseñanzas de los Avatares que las diferencias que existen en sus personalidades. Por supuesto, en lo que atañe a todos los advenimientos del Avatar –y Baba y Mahoma no son excepciones– Dios es el origen y el objetivo de la vida. Cada uno de ellos tiene diferentes maneras de presentar ese mensaje, pero todo se reduce a esto: “Dios existe, y sólo hay un Dios”.

Quizás la más sorprendente diferencia en sus enseñanzas consista en el tema de la reencarnación. Por supuesto, Baba declaró claramente que el alma reencarna millones de veces, mientras Mahoma nunca mencionó que exista más de una vida. Mahoma decidió claramente que el mensaje de la reencarnación no era adecuado para los árabes del siglo VII, y exactamente tan claramente como Baba determinó que su época era apropiada para ser explícito en este tema. Desde un punto de vista metafísico, incluso existe una conciliación más delicada de las dos enseñanzas. Como lo explicó Baba, desde el punto de vista del Avatar, no se contradicen los enfoques de estos diversos Avatares:

¡El verdadero objetivo de la vida no es la muerte del ego sino de la mente! Por lo tanto, cuando Mahoma, Zoroastro o Jesús hablaban sobre nacer una sola vez o morir una sola vez, se referían a la muerte de la mente. La mente nace desde el mismísimo principio, incluso antes del estado de piedra. Este nacimiento sucede una sola vez, y también la muerte de la mente tiene lugar solamente una vez.

Cuando muere la mente, el falso ego se transforma en la Realidad. El Ego Real nunca nace y nunca muere. El ego es siempre real pero, debido a la mente, se siente y actúa como el “yo” limitado y falso.

Ahora bien, la mente sigue tomando cuerpo físico de acuerdo con sus impresiones buenas y malas. Este tomar y dejar cuerpos físicos no es la muerte del cuerpo ni del ego. Tras la muerte física, la mente permanece con sus impresiones. Las impresiones son las que hacen que la mente tome cuerpo físico a fin de que las impresiones puedan ser eliminadas. Por consiguiente, la mente toma cuerpos físicos de acuerdo con las impresiones, y el ego es testigo de esto. Cuando un cuerpo es descartado, surge otro y toma forma, aunque existe determinado lapso intermedio entre el abandono de un cuerpo y la toma de otro.46

Mahoma volvió a santificar La Kaaba y la peregrinación a La Meca. Destruyó y quemó los ídolos y declaró que los idólatras no pueden efectuar la peregrinación. Él mismo representó el papel del peregrino. Por lo que La Meca ha sido el más reciente (y seguramente no el único) lugar de peregrinación para los buscadores de Dios. De manera parecida, Meher Baba estableció Meherabad, Myrtle Beach, y la Morada del Avatar en Australia, como lugares de peregrinación en este advenimiento. Podríamos esperar un período de transición en las religiones del mundo, puesto que ahora estamos en un nuevo advenimiento del Avatar. Una anécdota de la vida de Baba hace hincapié en el nuevo enfoque de la peregrinación musulmana:

Un día, un musulmán de avanzada edad y larga toga y fez, fue a Guruprasad, en Poona, por el darshan de Baba. Estaba tan débil que otros dos que lo acompañaban tuvieron que ayudarlo.

Baba lo miró y le dijo: “Envejeciste. Pero no debes preocuparte sino pensar en Allah”.

Dirigiéndose a Baba como “Hazarat”, el anciano se lamentó: “Hazarat, estoy preocupado. Envejecí pero no visité La Meca para dar las vueltas a La Kaaba. Me temo que ha sido un anhelo que quedará sin cumplir”.

Fue entonces que Baba solicitó a los asistentes que sostuvieran al anciano, a quien le pidió que caminara siete veces alrededor de su asiento. Y el anciano lo hizo.

“Ahora no tienes necesidad de ir a La Meca”, le dijo Baba. “Tu hajj (peregrinación) está completo.”

Después de decirle esto, Baba abrazó amorosamente al anciano.47

La luz de Mahoma jamás podrá oscurecerse. Es la luz de Dios. Él fue Dios. Podemos esperar que el Islam, como todas las otras religiones, evolucione en este nuevo advenimiento del Avatar. El trabajo del Avatar nunca termina, y Él continúa en un advenimiento desde donde dejó en el advenimiento anterior. Su única ocupación es despertar el amor a Dios en los corazones de hombres y mujeres. Mahoma fue “aquel que despierta”, como lo es el Avatar en todos sus advenimientos.

39. Ibidem, 358.

40. Lord Meher, nota final 4351.

41. Life and Times of Muhammad, 361.

42. Meher Baba, “God’s Leela or Sense of humor”, The Awakener, editado por Filis Frederick, Tomo XIV, Nº 2 (1972), 2.

43. Lord Meher, 2792.

44. Ibidem.

45. Ibidem.

46. Lord Meher
, 3713.

47. Eruch Jessawala, The Ancient One, editado por Naosherwan Anzar (Englishtown, New Jersey, E.U.A., Beloved Books, 1985), 118.