¿Cuál fue la esencia del mensaje de Jesús? Meher Baba resumió muy sencillamente los diferentes niveles de la enseñanza de Jesús:
¿Qué fue lo que Jesús realmente dijo? Le dijo a la multitud: “Dios está en los Cielos; traten de ir allá”, y para que lograran ese objetivo les dijo que vencieran determinadas tentaciones y sufrimientos.
Les dijo a sus seguidores: “Dios está en todas partes; traten de verlo”, y les dio explicaciones al respecto.
Al círculo íntimo de los apóstoles les dijo: “Dios está en mí y también en ustedes”, y realmente les reveló esto.
¿Por qué Jesús dijo diferentes cosas? Atendiendo al tiempo y a las personas, según la disposición de éstas últimas para escuchar y comprender. Lo que Jesús quiso decirles fue que dejaran todo y lo siguieran; eso significa conocerlo, verlo y experimentarlo.57
La orden de “dejarlo todo y seguirlo” es el requerimiento al que Meher Baba recurre con más frecuencia cuando resume el mensaje de Jesús. Un hecho importante que Baba aclaró es que el mandato de “dejar todo y seguirlo” no significa abandonar nuestros deberes y bienes materiales y llevar una vida monástica. Le dijo a un grupo de periodistas: “No hay nada que sea irracional en la espiritualidad. La explicación puede hacerse tan práctica que puede ser vivida. Jesucristo dijo: ‘Déjalo todo y sígueme’. Significa que dejes tus limitaciones y vivas mi vida. Él quiso decir que ésa era la manera práctica”.58
En otra ocasión, Baba explicó: “¿Cuál es el significado de ‘dejen todo y síganme’? ¡Es obedecerme!”59 En respuesta a la pregunta acerca de cómo amarlo, Baba dijo, entre otras cosas: “Cristo dijo: ‘Dejen todo y síganme.’ ¿Qué quiso decir con esto? Él no quiso decir dejar el cuerpo, la comida, el sueño, y todo eso. No. Él quiso decir abandonar todos los pensamientos de posesiones, todos los pensamientos mundanos, y pensar sólo en él.”60 Incluso en otra ocasión, Baba aclaró aún más este esencial mandato cristiano: “Pero el significado detrás de esto no era abandonar todas estas cosas; ni renunciar al mundo, era obedecer. Abandona todos los pensamientos, tus pensamientos egoístas, y simplemente obedéceme. Entonces estás liberado, eres libre. Pero si no puedes, entonces más y más ataduras son creadas, ya que cada acción crea una atadura.”61
Si lo que Jesús realmente quería era que sus seguidores le obedecieran viviendo la vida que él quería en medio de sus deberes diarios, para muchos no resulta claro qué deberían hacer para obedecer a Jesús. Los Evangelios enseñan que Jesús hacía énfasis en los dos grandes mandamientos de amar a Dios y de amar a nuestros semejantes. Por supuesto, debemos preguntar cómo pueden ponerse realmente en práctica estos dos mandamientos espirituales.
Amar a Dios de una manera que complazca a Dios, en oposición a nuestras ideas de amar a Dios, es casi imposible. Meher Baba lo detalló: “Lo que ustedes tienen que entender es que Dios y el amar a Dios no son un juego de niños. ¡Es como ahogarse en un océano de fuego! Jesús nunca se mostró serio acerca de nada, salvo acerca de Dios, del que Él era la encarnación. Era serio sobre él mismo y sobre Dios, con quien era uno solo. En todo lo otro, él era muy alegre. Jesús fue incluso crucificado en pos de otros con alegría en su corazón. ¿Por qué? Porque no le hacía falta nada. Él no quería; él daba.”62
Amar a Dios como Él merece ser amado es algo que sólo los espiritualmente avanzados pueden cumplir. “Jesucristo sabía que no era posible que los hombres amaran a Dios, y por eso dijo: ‘Vengan a mí y síganme’, y eso es todo lo que ustedes necesitan.”63 Amar a Dios es la clave que devela la vida espiritual, pero como un asunto espiritual práctico, los buscadores pueden cumplir esta orden obedeciendo al Avatar. ¿Y qué quería Jesús que sus seguidores hicieran en sus vidas cotidianas?
En Inglaterra, en el año 1932, Meher Baba explicó esto a un grupo: “En la medida de lo posible deben tratar de vivir la vida que Cristo vivió. Uno no debe tratar de entender el cristianismo teórica e intelectualmente sino mediante un sentimiento que debe vivirse: ¡Amor!... Para desarrollar el amor tienen que hacerlo prácticamente, o sea, tienen que experimentarlo en la vida cotidiana. Deben reducir sus deseos y hacer felices a los demás pensando menos en su propia felicidad. Esto se puede hacer. Cuando digo deseo me refiero a los deseos egoístas. Si ustedes están caminando por la calle y encuentran a un hombre indigente que yace desamparado, lo mirarán compasivamente y seguirán su camino. Si más allá encuentran a su hermano en el mismo estado, le brindarán inmediatamente todo el auxilio posible. Por lo general, esto es lo que ocurre. Descubrirán que la mente de ustedes no tiene desarrollado el amor que el verdadero cristianismo necesita. Todo es muy práctico y sencillo, sólo que la gente lo vuelve complicado.”64
Dios sólo espera que los aspirantes espirituales hagan lo posible. En 1937 Baba dio un discurso sobre el amor, del que incluimos aquí un fragmento:
¿Qué es el amor? Dar y nunca pedir. ¿Qué conduce a este amor? La gracia. ¿Qué conduce a esta gracia? La gracia no es algo que se compre barato. Se la gana estando siempre dispuesto a servir y reacio a ser servido.
Hay muchas cuestiones que conducen hacia esta gracia:
Desear el bien a los demás a costa del bien propio;
Nunca hablar mal de nadie;
Tolerancia suprema;
Tratar de no preocuparse, lo cual es casi imposible, pero de una manera u otra, intentarlo;
Pensar más en lo bueno de los otros y menos en lo malo de ellos.
Cuando Cristo dijo: “Ama a tu prójimo”, no quiso decir que ustedes se enamoren de su prójimo. Si hacen perfectamente una de las cuestiones antedichas, el resto viene por añadidura. Entonces la gracia desciende. Tengan amor; y cuando tienen amor, la unión con el Amado es segura. Cuando ustedes aman, dan. Cuando ustedes se enamoran, desean…65
Jesús enseñaba que el objetivo de la vida era unirse con Dios aquí en la Tierra. Su mensaje ha sido pasado por alto y corrompido durante siglos por teólogos y sacerdotes que se sienten más cómodos poniendo a Jesús en el Cielo. El Reino de los Cielos no es un celestial jardín de rosas; está dentro de nosotros. Gran parte de la enseñanza de Cristo en el Nuevo Testamento es simbólica, si se la comprende correctamente. Cristo hablaba de evolución, impresiones [sanskaras] y reencarnación, exactamente como en el Vedanta.”66
A una mujer que tenía dificultad en hacerse una idea clara sobre Jesús en su mente, Baba le aconsejó que sintiera a Jesús pensando una vez por día, al despertarse: “Cristo está dentro de mí.”67
A un clérigo, que era médico, Baba le recalcó que “para entender a Cristo y conocerlo, uno tiene que vivir Su vida.”68 A un estudiante de filosofía, Baba le dijo de manera contundente que “a Cristo sólo se lo tiene que realizar” y que “a Cristo no hay que encontrarlo en ceremonias sino vivirlo.”69 Llegar a ser perfecto como Dios en los Cielos –como Cristo lo enseñó– consiste en unirse con Dios mediante el amor. Jesús es Dios, nadie más que nuestro propio Ser verdadero, y Él vive dentro de todos nosotros.
Las claves simbólicas del arduo esfuerzo de Realizar a Dios están esparcidas en todo el Nuevo Testamento, a veces en lugares inesperados. Cuando Jesús enseñaba que había que ser como un niño para entrar en el Reino de Dios, estaba hablando de la unión con Dios. Como Baba lo explicó: “Cuando uno es un niño real, un niño de la realeza, eso significa que Realizó a Dios, pues en la Deidad existe una niñez pura. He ahí por qué Jesús dijo: ‘si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de Dios.’ Para un niño como ése, todo el universo es como un juguete. Toda la vida infinita es el jardín en el que este niño juega.”70
Jesús enseñó que a menos que te pierdas a tí mismo no podrás encontrarte. Meher Baba explicó que esto “significa tres cosas en una: la primera, ama a Dios tanto que te olvides de ti mismo; la segunda, sacrifica tus deseos carnales a favor del alma; y la tercera, resígnate completamente a la voluntad de Dios.”71 A fin de encontrarse a sí mismo, o sea, de lograr la Realización de Dios, uno tiene que perderse totalmente, o sea, aniquilar completamente el propio ego limitado. Esta eliminación del ego sólo puede ocurrir con la ayuda del Avatar o del Maestro Perfecto (Sadguru). “El Sadguru no se la dará a cualquiera. No podrá dársela a quien no se haya aniquilado por completo. Se la da a quien se ha entregado en un ciento por ciento, o a quien tiene una estrechísima o profundísima conexión con él. Los Sadgurus pueden dar este conocimiento en un segundo. Pero quien quiera este Conocimiento deberá tener la preparación necesaria. Solamente entonces el Sadguru da la ayuda.”72
En otra ocasión, al explicar ciertos temas espirituales a los mándalis, Baba reflexionó sobre la metáfora de “echar perlas a los cerdos”, que Jesús utilizó: “Los cerdos se sustentan generalmente con basura. Si les ponen delante montones de perlas, aún así corren en busca de basura. El mundo es como inmundicia y basura, y el sendero de la Realización de Dios es como un sendero lleno de incontables perlas. Ustedes viven en la misma condición que los cerdos. Les están mostrando perlas invaluables pero a ustedes les sigue atrayendo la basura. Solamente los cisnes conocen el valor de las perlas.”73
El Avatar y los Maestros Perfectos son esenciales para la vida espiritual porque pueden quitar los sanskaras (las impresiones mentales) que cubren el alma e impiden que ésta se convierta en su verdadero Ser. Baba explicó que uno no puede quitar estos sanskaras mediante su propio esfuerzo. “Cuando las personas se acercan a un Maestro Perfecto y con la cabeza le tocan los pies, depositan en él la carga de sus sanskaras. Los pies de un Maestro Perfecto recogen los sanskaras de todo el universo, así como una persona corriente recoge polvo en sus pies cuando está caminando. Este es el peso al que Jesús se refería cuando dijo: ‘Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo les daré descanso’.”74
El Avatar o el Maestro Perfecto pueden perdonar las flaquezas (o pecados) y ayudar al aspirante para que las venza. Después de pedirles a sus mándalis que le revelaran sus flaquezas, Baba contó la siguiente anécdota de la vida de Jesús respecto de este perdón propio del Avatar: “Así como hoy les pedí que confesaran francamente sus flaquezas, Jesús se reunía diariamente con sus discípulos en una hora determinada, y les perdonaba sus flaquezas y les daba consejos. A partir de este acto de Jesús, hasta el día de hoy los católicos se acercan a un sacerdote para confesarse. Es una buena práctica. Pero después de una confesión y un perdón, los actos no deberían repetirse. Si se los repite, ¿dónde está el beneficio? No está bien que en siete días cometas setecientas malas acciones y vayas a ver a un sacerdote para confesarte, sólo para repetirlas después.”75
Cristo vive dentro de cada alma. La obediencia lo conmueve y puede inducirlo a dar su gracia y compartir su amor con el aspirante. Se puede llegar a Él mediante la plegaria, pero como se los recordó a los sacerdotes y escribas hipócritas, a Dios no le hacen mella las plegarias efectuadas públicamente para exhibirse ni los ritos y ceremonias triviales. Baba le pidió a uno de sus discípulos más cercanos que diera esta explicación sobre la plegaria:
La plegaria que Dios escucha es la del corazón, la del corazón que se eleva y sufre, esa es la plegaria a la que Dios presta atención. Y no importa y ciertamente es una necedad confiar en las prácticas y ritos religiosos usuales. Lo que importa es tu corazón, la plegaria que surge de tu corazón. Esa es la plegaria que Baba escucha: la que Dios escucha.
Baba dice que Jesucristo expresó exactamente eso cuando dijo: “Cuando ores, cierra la puerta; ora en secreto”. Por lo tanto, reza desde tu corazón, aunque estés con mil personas. La gente sabe todo esto de memoria pero no lo entiende; de lo contrario, Dios la escucharía.
Recen desde el corazón, entregándose. Es inútil que sólo digan las palabras o estén en silencio a menos que se entreguen a sí mismos. Es la oración del corazón, el hecho de que lo hagan de corazón, lo que importa. Esas plegarias son contestadas. Jesús quiso decir esto: que ustedes no rezan ni piden porque realmente no piden con todo su ser.76