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Un beneficiario

Un beneficiario

Un beneficiario

Este episodio ocurrió durante la primera visita de Meher Baba a Andhra en 1953. Nos estábamos hospedando fuera de la ciudad, en una casa de descanso del gobierno. Los mándalis estaban en un edificio cercano, y en el momento del que estoy hablando, solamente Baba y yo estábamos en su habitación. Era temprano por la mañana, antes de que empezara el darshan programado para ese día, y Baba quiso bañarse. Busqué por todas partes, pero no pude encontrar un recipiente grande para calentar el agua. Tampoco pude hallar leña para hacer fuego. No había nada dentro ni fuera de la casa. Baba estaba esperando y yo me desesperaba. ¿Cómo podría preparar el baño para Baba?

Encontré unos diarios viejos o algo parecido, los prendí fuego y sostuve sobre éste una pequeña lota (jarra de metal) de agua, con la esperanza de tener de esa manera un poco de agua tibia para Baba. Era evidente que éste no era un método eficaz, pero yo no sabía qué otra cosa podía hacer. Y en el preciso momento en que yo estaba tratando de calentar el agua, vi que alguien se acercaba desde cierta distancia. Era un hombre que llevaba una gran olla de latón sobre su cabeza. Salí para interceptarlo pues yo tenía la obligación de evitar que persona alguna perturbara la privacidad de Baba. Lo detuve y le pregunté: 

–¿Por qué has venido aquí? ¿Qué quieres?

El hombre resultó ser un lugareño que era amante de Baba. Era pobre y nada destacado dentro de la comunidad o del trabajo relacionado con Baba. Le pregunté qué quería y él me explicó que había traído un poco de agua para Baba en caso de que quisiera bañarse. Me asombró la oportuna intervención de este hombre: Baba acababa de decir que deseaba bañarse, y a los pocos minutos apareció este hombre con la gran olla de agua sobre su cabeza. No solamente eso, sino que después me enteré de que había venido de muy lejos transportando el agua. Nadie le había dicho que la trajera, tan sólo se había sentido impulsado a hacerlo. Se lo agradecí sinceramente porque, como pueden ustedes imaginar, esa agua caliente acababa de llegar en el momento exacto; lo despedí y luego introduje inmediatamente el agua donde estaba Baba para que pudiera bañarse.

En ese momento yo estaba profundamente impresionado porque el hombre había traído agua caliente en el preciso momento en que Baba la necesitaba, pero le di las gracias y me olvidé de todo eso. Años después, cuando se estaba redactando el acta fundacional del Avatar Meher Baba Trust, Baba nombró a varios beneficiarios de este Trust. Casi todos eran conocidos. Se habían consagrado totalmente a Baba y, siendo perfecto en cada detalle, Baba ahora estaba encargándose de todas sus necesidades para el caso de que él abandonara su cuerpo. Como les dije, nosotros conocíamos a todos los beneficiarios, pero repentinamente Baba agregó un nombre que nos sorprendió. Era el de ese hombre pobre de Andhra que hacía tantos años había traído el agua caliente. Él fue uno de los dos únicos amantes de Baba, de todo Andhra, a los que nombraría como beneficiarios. Vean cómo es el Señor. Yo le di las gracias al hombre y me olvidé totalmente de él. Baba no le había dado las gracias, porque estaba adentro de la casa cuando llegó el agua caliente, pero no lo olvidó. Un hombre da las gracias y se olvida. El Señor no da siempre las gracias, pero recuerda.

Los primeros años
El secreto