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Tipos de Meditación. Parte II Los Principales Tipos de Meditación y Su Valor Respectivo

Tipos de Meditación. Parte II Los Principales Tipos de Meditación y Su Valor Respectivo

Tipos de Meditación

Parte II
Los Principales Tipos de Meditación y Su Valor Respectivo

Los tipos de meditación clasificados según tres principios

La meditación es de tres  tipos  distinto que pueden diferenciarse convenientemente unos de otros sobre la base de  tres principios diferentes: 1) la función que la meditación cumple en el desarrollo, avance espiritual; 2) el papel que la personalidad representa predominantemente durante el proceso de la meditación; 3) los elementos de la experiencia que la meditación procura comprender. Pueden adoptarse cualquiera de estos tres principios para clasificar los diferentes tipos de meditación. Cualquiera de los tres principios son muy buenos, son claros, aunque vamos a  reservar el tercer principio ya que es muy útil enumerar las distintas formas de meditación. Entonces de momento, vamos aplicar los dos primeros principios para explicar el valor relativo de las diversas formas de meditación.

Meditación asociativa y meditación disociativa

En relación con el primer principio, recordemos que era la función que la meditación cumple en el avance espiritual,  la meditación tiene que servir al propósito de asociar a la consciencia con la Verdad suprema, la verdad  eterna y disociar a la consciencia de las cosas falsas,  de las cosas ilusorias carentes de importancia pertenecientes al mundo de los fenómenos. De manera que surgen dos tipos de meditación. La meditación asociativa implica predominantemente la actividad sintética de la mente (anwaya), y la meditación disociativa que tiene que ver con  la actividad analítica de la mente (vyatireka). Un ejemplo de meditación asociativa puede ser la fórmula: “Yo soy infinito”, y un aspecto de la meditación disociativa podría ser: “Yo no soy mis deseos”. El aspirante procura, mediante la meditación asociativa, unirse con la idea espiritual que él construyó mentalmente. El aspirante a la verdad procura, mediante meditación disociativa, separarse de las condiciones que se le presentan como antitéticas al desarrollo espiritual, todos aquellos aspectos que lo separan del sendero. La meditación asociativa es un proceso de asimilación de lo esencial de la vida espiritual, mientras que la meditación disociativa, opuesta a esta, es un proceso de eliminación de todos aquellos factores que impiden la vida de la espiritualidad.

La meditación disociativa allana el camino de la meditación asociativa

La meditación asociativa se interesa en los objetos tal  como son, es decir, seleccionados del mundo de la luz, mientras que  la meditación disociativa se interesa en los objetos que forman parte del mundo de las sombras. El mundo de las ilusiones, como el mundo de la sombra, posee su propio encanto, un encanto  asombroso. Si una persona ha de lograr salir del mundo de las ilusiones y llegara a la Verdad, debe desarrollar resistencia a las constantes seducciones que el mundo de las ilusión provoca y reconocer reiteradamente que ese mundo no tiene valor, tal como una persona debe desarrollar su descontento con el mundo de las sombras si quiere  entrar en el mundo de la luz. Por lo tanto, la meditación disociativa es un preludio de la meditación asociativa. Llega en primer lugar y tiene su propio valor, pero su objeto es tan sólo allanar el camino de la meditación asociativa.

La meditación asociativa es muy fructífera, muy provechosa

La meditación asociativa y la meditación disociativa son necesarias a su modo, pero al final la meditación asociativa resulta ser mucho más fructífera, mucho más importante que la meditación disociativa. Si una persona está rodeada de sombras, no le es de mucha ayuda que se sienta continuamente molesta por ellas. Si lo único que le interesa es estar enojada con ellas, entonces sus preocupaciones no tendrán fin. Pero si en lugar de impacientarse y enfurecerse con las sombras que la rodean se dedica a la valiosa, a la importante tarea de ponerse totalmente bajo el sol abrasador, entonces descubrirá que todas las sombras han desaparecido.

Lo que realmente importa no es el descontento sin objeto por las limitaciones que existen sino dirigir los esfuerzos hacia el ideal establecido, hacia la meta establecida. Mientras la persona se vuelva hacia el sol y esté tratando de ingresar en el mundo de la luz, las sombras que la circundan no podrán ser graves impedimentos para su emancipación, para su liberación. Del mismo modo, el aspirante no necesita preocuparse demasiado por sus fallas mientras su corazón se fije firmemente en unirse con su ideal espiritual. Todas sus fallas tarde o temprano, habrán desaparecido en la nada cuando termine su peregrinación.

La analogía de la comida

La meditación asociativa es para el espíritu lo que la asimilación de la comida es para el cuerpo. El cuerpo puede cubrir sus deficiencias asimilando la clase acertada de comida. De manera parecida, la mente puede conservarse sana asimilando las verdades espirituales mediante la meditación. Es necesario equilibrar las diferentes formas de meditación asociativa, aunque todas ellas sean buenas a su modo, así como es necesario tener una dieta equilibrada, aun cuando estemos satisfechos con el valor nutritivo de los diferentes componentes de la dieta actual. El desarrollo desproporcionado de la vida mental impide el avance debido a la fractura interior que lo acompaña casi constantemente, mientras que las felices combinaciones, las armónicas combinaciones de las diferentes formas de meditación facilitan un rápido progreso porque aseguran una mente armónica, una mente equilibrada. Cuando combinamos correctamente, acertadamentes las formas de meditación, fomentan cada vez mayor equilibrio haciendo hincapié solamente en aquellos aspectos de la Verdad que son relevantes para eliminar los obstáculos especiales con los que el aspirante  a la verdad se enfrenta en el momento.

Ampliando la analogía de la dieta

La analogía de la dieta puede ampliarse incluso hasta el segundo tipo, la meditación disociativa, el cual consiste en evitar y eliminar cosas que son negativas para el desarrollo espiritual. Una dieta defectuosa puede alterar la salud física, y los tipos defectuosos de meditación de la misma manera puede desordenar la mente. Así como el tipo desacertado de comida puede arruinar la salud, puede lastimar y enfermar a la persona en lugar de alimentarla, de igual modo la meditación instintiva sobre los objetos del deseo  crea más cadenas a la mente en lugar de romper las que ya existen. Por lo tanto, es importante evitar el tipo desacertado de meditación, así como también evitamos el tipo desacertado de alimentos. Además, así como el buen estado de salud exige eliminar constantemente los desechos y las toxinas, de igual modo la salud espiritual exige expulsar tanto los pensamientos como las emociones indeseables.

El segundo principio

Hasta aquí las explicaciones han determinado dos tipos de meditación observables desde el punto de vista del primer principio, la función que la meditación cumple en el avance espiritual. Es igualmente esclarecedor comprender el principio según el cual el proceso de la meditación se diferencia considerando la naturaleza del papel que la personalidad cumple durante el proceso de meditación. De esta manera, la aplicación de este segundo principio tiene como resultado tres tipos distintos de meditación.

La meditación discriminativa, las meditaciones del corazón y la acción

En el primer tipo de meditación, es el intelecto el que principalmente entra en juego; se la podría llamar meditación discriminativa. En el segundo tipo, el que predominantemente entra en juego es el corazón; se la podría llamar meditación del corazón. En el tercer tipo, quien entra predominantemente en juego es la naturaleza activa del hombre; se la podría llamar la meditación de la acción. La meditación discriminativa es representada mediante la aseveración intelectual de una fórmula como ésta: “Yo no soy mi cuerpo sino el Infinito”. La meditación del corazón es representada por una libre e ininterrumpida corriente de amor desde el aspirante hacia el Amado divino. La meditación de la acción es representada por la dedicación incondicional de nuestra vida a servir desinteresadamente al Maestro, desinteresadamente a la humanidad. De estos tres tipos, la meditación del corazón es la más elevada, es la más importante, pero los otros dos tipos de meditación tienen también su propio valor y no podemos pasarlos por alto sin un grave perjuicio para el progreso espiritual del aspirante.

Los tipos de meditación se complementan entre sí

Los diferentes tipos de meditación no deben considerarse como si cada uno fuera único y exclusivo respecto de los demás, pues pueden seguir adelante en toda clase de combinaciones. Algunas veces un tipo de meditación conduce inevitablemente hacia otro tipo, y el progreso en una de las meditaciones suele detenerse hasta que exista un correspondiente progreso en las demás. Todos los diferentes tipos de meditación son valiosos para asegurar el avance espiritual del aspirante. Casi siempre compensan sus deficiencias mutuas y se complementan entre sí.

Un tipo de meditación puede interferir con otro

Un tipo de meditación también puede interferir seriamente el progreso de otro tipo si se recurre a él en un momento inoportuno. Los diferentes tipos de meditación verdaderas, genuinas hacen hincapié en los  aspectos de la vida que son igualmente verdaderos, pero al depender del estado mental del individuo, de su estado interno la asimilación de determinada verdad de la vida suele ser más urgentemente necesaria en un momento que en otro. Por lo tanto, un Maestro nunca prescribe la misma forma de meditación para todos, sino que imparte instrucciones específicas de acuerdo con las necesidades individuales de cada uno de los aspirantes.

La necesidad de que el Maestro sea quien imparta las instrucciones

A menudo, el aspirante no descubre, no se da cuenta  correctamente por sí solo el tipo de meditación que necesita para una situación en particular. El aspirante puede volverse adicto de manera tan exclusiva a un tipo de meditación que le resulte difícil salir de la rutina que el tipo de meditación que está practicando grabó en su mente. De este modo no logrará ver ni le atraerá la importancia de cualquier otro tipo de meditación. Por supuesto, es probable que sea el mismo aspirante quien llegue a percibir su propia deficiencia en lo que se refiere a una meditación en particular. Pero, así como muchos medicamentos son desagradables para el paciente, a menudo al aspirante le parecen desagradables los tipos de meditación realmente indicados en una situación específica, e incluso  no se siente inclinado a adoptar esa meditación. La ayuda y el consejo de un Maestro son indispensables en esta cuestión. La visión del Maestro acerca de las necesidades espirituales más profundas y reales del aspirante de la verdad  es mucho mayor que la que el aspirante puede aspirar a tener personalmente. Las instrucciones específicas del Maestro suministran las correcciones necesarias para los aspectos de la personalidad que fueron de alguna manera descuidados, no tenidos en cuenta.

El verdadero valor de la meditación se percibe solamente en la práctica

Aunque al principio el aspirante sienta aversión, rechazo  hacia el tipo de meditación que necesita, se interesa en este tipo de meditación  cuando ve su verdadero valor y el verdadero propósito. Solamente cuando lo haya practicado podrá llegar a apreciar el verdadero valor y propósito de un tipo particular de meditación. No es posible descubrir el valor,  las potencialidades y posibilidades de cualquier tipo de meditación con  especulaciones teóricas acerca de esa modalidad particular de meditación. Estas conjeturas que son solo teóricas pueden tener algunos resultados superficiales, pero nunca logran sondear la real utilidad, el verdadero uso y función de la meditación. Igual que muchas otras cosas que son espiritualmente importantes, la meditación revela su total significado después de que la persona se internó en la meditación, no cuando la persona está tratando de comprenderla formándose una idea de ella desde afuera sin ninguna experiencia, ni práctica.

La determinación es necesaria para tener éxito en la meditación

A fin de tener realmente éxito en cualquier tipo de meditación, el aspirante a la verdad debe lanzarse a ella decidido a explorar todas sus posibilidades. No debe comenzar con reservas, con temores  que lo limiten, y debe estar dispuesto a encontrarse con inesperados estados de consciencia. Debe estar listo para ir hasta donde ese tipo de meditación lo conduzca sin plantear exigencias  rigurosas basadas en expectativas personales previas. La esencia misma de la meditación estriba en su unidireccionalidad, en su dirección única con exclusión de toda otra consideración, por más atractivas e interesantes  que puedan resultar.

La supervisión del Maestro es indispensable

Sin embargo, si el aspirante sigue cualquier tipo de meditación por iniciativa propia, sin contar con la guía  beneficiosa y supervisión del Maestro puede internarse tanto en ella que pierda la perspectiva y sea incapaz de reordenarse, de recobrarse. Probablemente le sea imposible pasar a algún otro modo complementario de meditación, aunque esto sea absolutamente necesario. El buscador del conocimiento evita este riesgo si la meditación que está siguiendo es según las órdenes de su Maestro. Cuando el aspirante se somete a la guía y supervisión de un Maestro, éste no sólo podrá pedirle que se detenga cuando corresponda, sino que también podrá ayudarlo a salir de la rutina grabada por su meditación anterior.

Un relato ilustrativo

En este sentido hay una historia muy  ilustrativa: un hombre muy inteligente quería saber, por experiencia personal, qué era lo que se sentía cuando a uno lo ahorcaban. El solo hecho de imaginar cómo sería eso no le satisfacía, y quería experimentarlo personalmente, de modo que le pidió a un amigo que lo ayudara a realizar el experimento. Le dijo que se colgaría con una soga y le haría una seña cuando sintiera que la asfixia alcanzaba un límite peligroso. Además, le pidió a su amigo que no lo sacara de la horca antes de recibir la seña propuesta.

El amigo estuvo de acuerdo en todo esto, y el hombre se colgó atándose el cuello con una soga. Pero cuando se asfixió quedó inconsciente y, por lo tanto, no pudo hacerle a su amigo la seña prometida. Sin embargo, el amigo fue prudente pues, cuando vio que el grado de asfixia de su amigo llegaba a ser realmente peligroso, no hizo caso a lo convenido y libró a ese hombre en el momento justo para salvarle la vida. A este hombre no lo salvó su previsión y cautela sino la prudencia de su amigo. Del mismo modo, para el aspirante es más seguro que confíe en el Maestro que en cualquier estipulación o idea personal.