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El Lugar del Ocultismo en la Vida Espiritual. Parte II La Relación con El Maestro en la Vida Espiritual

El Lugar del Ocultismo en la Vida Espiritual. Parte II La Relación con El Maestro en la Vida Espiritual

El Lugar del Ocultismo en la Vida Espiritual

Parte II
La Relación con El Maestro en la Vida Espiritual

Las personas interactúan constantemente en los planos internos

Incluso quienes están preliminarmente familiarizados con la estructura y las leyes de las esferas internas de la existencia saben que el total aislamiento, la total separación  de los seres humanos es una ficción producto de la imaginación, es una gran falsedad. Ya sea que lo deseen o no lo deseen, todas las personas están actuando e interactuando de manera constante y recíproca por el mismo hecho de que existen, aun cuando no establezcan contactos en el plano físico. No hay límites en la propagación de las influencias del individuo. El influjo magnético de las esferas sutiles no sabe de barreras, de fronteras como lo son las naciones, ni limitaciones convencionales. Este influjo magnético, no posee ningún tipo de restricción.

Los pensamientos buenos, los pensamientos malos, los estados de ánimo como la alegría, también el dolor,  el pesimismo, los sentimientos nobles, los sentimientos expansivos al igual que las emociones mezquinas, vulgares, lo mismo que las aspiraciones desinteresadas y las emociones egoístas tienden en su totalidad a difundirse e influir sobre los demás, aun cuando no se los exprese ni con  palabras, ni con acciones. El mundo de la vida mental es un sistema mucho más unificado, integrado, unido, que el mundo de la materia física. El mundo físico, como vehículo de la vida espiritual, tiene, fuera de toda duda, su propia importancia, pero los vínculos y conexiones que existen entre las diferentes personas de ningún modo pueden estimarse plenamente si tan sólo consideramos los intercambios, las transacciones tangibles que tienen lugar en la esfera del mundo físico.

El valor del darshan y del sahavas

El hecho de que el aspirante vea a santos y Maestros no tiene un significado pleno, salvo en el contexto de todo lo que sucede, correspondiente, en los planos internos. Los antiguos sabios, los antiguos rishis dan gran importancia a recibir el darshan de santos y Maestros, pues éstos son fuente de una corriente constante de amor, una fuente constante de luz, la cual  de ellos mismos emana y apela de manera irresistible a los sentimientos internos del aspirante a la verdad, aunque no reciba instrucciones verbales de ellos. El efecto del darshan depende de la receptividad y respuesta del aspirante, cuya reacción es determinada por sus propios sanskaras y las conexiones de vidas pasadas o conexiones pasadas.

A menudo ocurre que el buscador de la verdad se encuentra plenamente satisfecho con el darshan de un Maestro, sin desear nada más de él. Es algo muy bueno obtener dicha felicidad y plenitud del darshan del Maestro porque indica que el aspirante a la verdad posee amor y carece de deseos, dos factores esenciales de la vida espiritual. Después de recibir el darshan del amado Maestro, es natural que el buscador no desee nada, nada más salvo darshan del Maestro, por lo que internamente, sus ansias espirituales lo impulsarán a buscar el sahavas (la compañía) del Maestro tan a menudo como sea posible. El hecho de que obtenga más sahavas del Maestro instrumenta y fortalece el efecto purificador del darshan y, como resultado, el buscador de la verdad también se acerca cada vez más al Maestro en los planos internos.

Los pies del Maestro

Igual que el darshan, caer a los pies de un Maestro tiene también su especial valor. Los pies, que físicamente son la zona más baja del cuerpo, desde el punto de vista espiritual son la más alta. Físicamente, los pies recorren todo, lo bueno,  lo malo, lo bello, lo feo,  lo limpio y lo sucio, pero siguen estando por encima de todo. Espiritualmente, los pies de los Maestros están por encima de todas las cosas del universo, el cual es para ellos como si fuera polvo. Cuando las personas van a ver al Maestro y le tocan los pies con sus manos, descargan en él el peso de sus sanskaras. Él recoge los sanskaras de todo el universo, tal como una persona común y corriente recoge en sus pies polvo a medida que camina.

Según una antigua tradición, después de que el aspirante obtiene el darshan de un Maestro y cae a sus pies, lava los pies de éste con leche y miel, y deposita cerca de los pies un coco a modo de ofrenda. La miel representa a los sanskaras rojos, los sanskaras oscuros, los sanskaras malos, de baja densidad, la leche representa a los sanskaras blancos, los sanskaras buenos, positivos, desarrollados y el coco representa a la mente. De manera que esta convención, establecida en ciertas regiones en conexión con el saludo al Maestro, simboliza realmente descargar, dar todos los sanskaras al Maestro y ofrendarle la mente. La adopción de esta actitud interior constituye el paso más crítico e importante que el aspirante debe dar a fin de iniciarse en el Sendero espiritual.

El contacto mental

Una vez que el aspirante experimenta la dicha del darshan de un Maestro, esa visión queda esculpida en su mente. Y aunque no pueda establecer con él un frecuente contacto personal, contacto cotidiano su mente acude una y otra vez al Maestro en un esfuerzo por comprender lo que el Maestro  realmente significa. Este proceso por el que se establece una conexión, un contacto mental con el Maestro es esencialmente diferente del solo hecho de revivir imaginariamente episodios del pasado. En el juego corriente de la imaginación, el recuerdo de un episodio pasado, de un hecho pasado, no es animado necesariamente por un propósito claro, pero si hay un propósito claro al establecer el contacto mental. Debido a la dinámica del propósito, la imaginación deja de ser una mera idea que está dando vueltas y se empeña en llegar hasta el Maestro y establece contacto con él.

Este contacto mental con el Maestro suele ser tan fructífero, tan desarrollante, tan eficaz como el darshan físico. La repetición interna de este contacto mental equivale a construir un canal entre el Maestro y el discípulo, quien de este modo se convierte en el  receptor de la gracia de amor y de la luz que emanan constantemente del Maestro, a pesar de la aparente distancia que existe entre ellos. De manera que el Maestro ofrece su ayuda no sólo a quienes están físicamente en presencia de ellos sino también a los demás que establecen contacto mental con él.

Precauciones especiales

El Maestro dedica especial atención a las necesidades individuales del discípulo, y lo primero que hace es protegerlo contra las influencias que desvían su atención del sendero o que de alguna manera pueden interferir el avance del discípulo en el camino. El Maestro suele requerir al discípulo que acepte aislarse de alguna manera, al menos por un tiempo para que su mente quede al resguardo de impactos que podrían impedirle avanzar espiritualmente. Así es cómo vemos que algunos yoguis, siguiendo instrucciones de sus Maestros, preparan su propia comida, sin permitir que persona alguna esté presente cuando están comiendo. La razón de esto es para evitar las malas impresiones provenientes de la mirada de personas de baja vibración. También es probable que el discípulo recoja las impresiones lujuriosas de baja densidad de otra persona, de la misma manera que la ropa limpia puede ensuciarse fácilmente, estas influencias también afectan al discípulo

En las primeras etapas, el buscador de la verdad debe resguardarse de cualquier complicación que pudiera surgir por asociarse con otras personas que no estén en el sendero. Pero el Maestro le da instrucciones especiales para que interrumpa o evite determinadas conexiones y contactos solamente cuando eso es específicamente indicado para casos especiales. Sin embargo, en la mayoría de los casos, todo lo que el discípulo necesita es obtenido por la simple y constante compañía del Maestro, sin que sea necesario someterlo a un real aislamiento, a un estado de soledad. Aunque el discípulo se halla externamente en contacto con el mundo, sigue estando mentalmente desapegado del mundo debido a su conexión interna con el Maestro.

Los contactos y las asociaciones útiles

Así como el Maestro puede aislar al discípulo cercano de contactos, de conexiones indeseables, de vínculos que no son convenientes, de igual manera también puede alentar y producir nuevos contactos que el Maestro juzga de interés espiritual para su discípulo. El Maestro conoce profundamente  los sanskaras, las impresiones mentales, las ataduras kármicas, y sus complicaciones. De manera que puede ayudar conscientemente a las personas  que establezcan asociaciones que permitan y procuren respuestas y actividades importantes, valiosas, que los ayuden a avanzar a todos los que corresponda por la línea de menor resistencia, de la manera adecuada por el camino más corto posible. El Maestro utiliza su conocimiento de las vidas pasadas, de los sanskaras y de las conexiones de las personas para ayudarlas a economizar su energía espiritual para no dilapidarla para no perderla y usarla de esa manera para obtener los mejores resultados.

El discípulo como instrumento

La unidad y la solidaridad de los planos internos hacen posible que el Maestro utilice a su discípulo como un instrumento para su labor, como un agente, como un canal para su trabajo, aún cuando el discípulo no esté al tanto de que esté sirviendo a este propósito mucho mayor, mucho más grande del Maestro. Esto es posible porque el discípulo en su amor y en su comprensión al Maestro, también por su obediencia y por su entrega, establece una estrecha conexión con el Maestro y llega a estar en estrecha sintonía con él. Quienes están en contacto directo con el Maestro reciben su ayuda directa, y quienes están estrechamente conectados con los discípulos del maestro reciben la ayuda indirecta del Maestro.

El Maestro como estación retransmisora

De ninguna manera el hecho de compartir el trabajo espiritual es algo unilateral. Hasta los discípulos que solamente piensan en el Maestro o meditan sobre el Maestro tienen el privilegio de compartir el trabajo espiritual, el trabajo universal al que el Maestro podría estar dedicado en ese momento. Puesto que el Maestro es uno con la eternidad, es uno con la realidad, se halla más allá del tiempo, se halla más allá de toda limitación temporal. Puesto que lo que le interesa es la elevación espiritual de la humanidad, asume muchas limitaciones temporales, y la cooperación voluntaria que sus discípulos hacen, ejercen pueden ser de ayuda en el trabajo del Maestro. El Maestro se nutre con el amor de sus discípulos y utiliza para su labor universal todas  las fuerzas espirituales que ellos ponen en circulación. Así es cómo el Maestro es como una estación, una estación que retransmite lo que recibe, recibe un canto, una canción y de esa manera lo despliega, lo expande  por el mundo en general. Amar al Maestro es amar a todos, no sólo simbólicamente sino también de manera concreta, pues el Maestro espiritualiza y distribuye lo que recibe en los planos internos. De modo que no sólo fortalece los vínculos personales de los discípulos con él, sino que también les concede el privilegio de compartir su divina labor.

El ojo interno

El Maestro intenta de infinitas maneras atraer al discípulo hacia su propio ser para que se libre de los laberintos del universo y llegue anhelar a Dios, a desear a Dios. Este anhelo de Dios está presente en el aspirante a la verdad desde el comienzo mismo, pero el Maestro hace que este primer anhelo se intensifique, se expanda, se agrande y lo exprese más abriéndole el ojo interno, el ojo interior. Cuando su ojo interior se abre él ve realmente a Dios, ve que es su objeto de búsqueda, su objeto de  deseo, su objeto de anhelo. Cuando la mirada del alma se vuelve hacia dentro hacia el interior y se fija en la Realidad suprema, el deseo de unirse con ella se torna mucho más ardiente, más intenso, más profundo, aún más que cuando el alma está buscando a Dios a tientas valiéndose de especulaciones, de la imaginación, de ciertas fantasías. El Maestro puede abrir ese ojo interno en un instante cuando el tiempo es el correcto, cuando está maduro.

El punto Om

En última instancia, el aspirante a la verdad tiene que comprender que Dios es la única Realidad y que él es en verdad uno, uno con Dios. Esto implica que el espectáculo del universo multiforme no debe cautivarlo, no debe atraparlo. De hecho, todo el universo se halla en el Ser y hace su aparición desde el minúsculo punto del Ser que se conoce como Punto Om. Pero el Ser como alma individualizada, como individualidad , se ha habituado a recoger experiencias a través de un medio u otro y, por lo tanto, experimenta al universo como un formidable rival diferente a sí mismo, como un contendiente. Quienes realizaron a Dios ven constantemente que el universo brota de este Punto Om, el cual está en todo.

Invirtiendo el proceso de la percepción

El proceso de la percepción corre paralelamente con el de la creación, e invertir el proceso de la percepción sin borrar la consciencia equivale a comprender que la nada del universo es un ente separado. El Ser ve primero por medio de la mente, luego por medio del ojo sutil, y por último por medio del ojo físico, pero el Ser, el Ser supremo es más vasto que todo lo que pueda percibir. Los grandes océanos, los grandes espacios celestiales son diminutos en comparación con el Ser. De hecho, todo lo que se puede percibir es finito, tiene principio y tiene fin, pero el Ser mismo es infinito. Cuando el Ser conserva la consciencia total y sin embargo no ve nada, ha cruzado el universo que él mismo creó, dando lugar al primer paso para poder conocerse como el Todo.

Los siddhis

Todo el proceso por el cual la consciencia se retira del universo y se transforma en un estado  consciente del Ser se acompaña con un control cada vez mayor de todos los vehículos que utiliza la consciencia. Este control resulta posible por la activación, por el despertar  de los centros de control que no están en uso, y por el funcionamiento de los nuevos centros que trae consigo una cantidad determinada de poderes ocultos. A estos nuevos poderes se los conoce comúnmente como siddhis, y el buscador de la verdad los puede tener antes de llegar a ser espiritualmente perfecto. De hecho, el egoísmo puede florecer a través de la adquisición de estos poderes. Es probable que el aspirante no sólo se deleite teniéndolos, usándolos, sino que además podría usarlos con propósitos mundanos de los que necesariamente aún no se liberó.

Por lo tanto, a los siddhis se los considera obstáculos, problemas para alcanzar la Realización. Sin embargo, después de realizar a Dios, todos estos poderes pierden su importancia. Los siddhis tienen su campo de acción en la nada que es el universo, mientras que la persona que realiza a Dios se halla establecida permanente e inquebrantablemente en la última Realidad, la Realidad suprema. Aunque todo el universo equivalga a cero para quien realizó a Dios, es posible que esa persona se haga voluntariamente responsable de las almas que están enredadas en la maraña del universo. En ese caso, quién realizó a Dios podrá utilizar libre y legítimamente estos poderes para beneficiar espiritualmente a las demás personas.

Fomentar el plan divino

No existe nada que escape al control directo o indirecto por parte de los Maestros de la Verdad, Maestros de la sabiduría. Tanto los grandes fenómenos sociales, como pueden ser las guerras, las revoluciones y las  epidemias, o los fenómenos cósmicos como pueden ser los  terremotos e inundaciones o cualquier otro hecho, pueden ser igualmente controlados y dirigidos por los Maestros, liberando las fuerzas de los planos elevados en los que aquéllos están estacionados conscientemente. Los Maestros pueden asimismo emplear fuerzas ocultas para asegurar la colaboración y coordinación en la labor espiritual. Ellos se reúnen y conferencian frecuentemente en los planos internos superiores a fin de asegurar el avance de la humanidad. El Alma Universal es Una, solo Una y funciona siempre como unidad. Quienes tomaron consciencia de esta unidad son aptos para poder comprender su ilimitada responsabilidad porque se desprendieron de las limitaciones propias de la mente humana, y tornaron tan impersonales y tan universales sus intereses que son eficaces vehículos para ejecutar y fomentar el plan de Dios en la Tierra.