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La libertad

La libertad

La libertad

Es necesario experimentar el estar enjaulado para apreciar la libertad.

La libertad espiritual es la libertad de todo deseo. Cuando el alma rompe las ataduras de los deseos se emancipa del cautiverio del cuerpo, de la mente y del ego. Esta libertad trae consigo la realización de la unidad de la vida y elimina todas las dudas y preocupaciones.

A aquel que no quiere nada, las cosas le llegan. Pero quien prueba por el mero hecho de probar, se enreda y pierde.

Renunciar a los deseos no significa ascetismo ni una actitud negativa hacia la vida. Sin perder el contacto con los diferentes aspectos de la vida, mantén un completo desapego en medio de una intensa actividad.

La verdad infinita, latente en todo, se revela sólo cuando la vida es aceptada en su totalidad.

El proceso evolutivo entero está dentro del dominio de la imaginación.

La libertad espiritual se gana por uno mismo, para uno mismo, a través de una guerra vigilante e incesante contra el falso yo. Quienes sean guerreros en la causa de la verdad deben ayudar a los demás, no sólo a lanzarse a la apasionante empresa de lograr la victoria sobre uno mismo, sino en cada paso que den para lograrla. No hay otra manera de compartir su carga.

El verdadero gozo sólo puede llegar a quien toma coraje y se libera de las ataduras de las formas, que no son nada excepto ilusiones de la dualidad. Sólo entonces uno puede llegar a unirse al verdadero Amado, Dios, que es la verdad eterna y permanente a través de todas las formas, incluyendo el propio cuerpo.

Debes perderte a ti mismo para encontrarte; así la pérdida misma es una ganancia. Debes morir en ti mismo para vivir en Dios. Así la muerte significa

El polvo no tiene pensamiento propio: si es pisado, o puesto en la frente de un hombre, o si queda suspendido en el aire o en el agua, todo es lo mismo para él. Yo les digo que no hay ejemplo mejor o más cierto de la completa obediencia que volverse como el polvo.

La búsqueda de la libertad espiritual está siempre acompañada de una sensación de esfuerzo que persiste hasta que se superen todas las percepciones falsas.

El bien y el mal
La plegaria