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El trabajo

El trabajo

El trabajo

Quien trabaja para mí no lo hace en mi beneficio pues trabaja para sí mismo.

Mi trabajo es intensamente práctico. No resulta práctico poner demasiado énfasis en lo material a costa de lo espiritual. No es práctico tener ideas espirituales sin ponerlas en práctica. Realizar el ideal en la vida cotidiana, dar una forma bella y adecuada al espíritu vivo, hacer de la hermandad un hecho, eso es práctico en el verdadero sentido de la palabra...

Aquellos que verdaderamente me aman son mis centros en el mundo. Que cada “Amante de Baba”, donde él o ella esté, sea un “Centro de Baba” personificado, irradiando el mensaje eterno del amor divino, viviendo una vida de amor, sacrificio y honestidad.

No dividas la vida en compartimentos y trates de lidiar con cada uno de ellos por separado. El pensamiento fragmentario es un obstáculo para la percepción. Como trabajador espiritual debes tratar de tener una actitud inclusiva y creativa para los problemas individuales y sociales de la vida.

Cuando esparzas mi eterno mensaje de amor a otros, muéstrales primero que realmente me amas. No te conformes con hacerles leer mis libros y mensajes. Haz más. Vive tal vida de amor, sacrificio, perdón y tolerancia que hará que otros me amen. Si en vez de hacer el verdadero trabajo de amor comienzas a hacer propaganda organizada acerca de mí, eso es absurdo. Yo no quiero ni propaganda ni publicidad, pero sí quiero amor y honestidad. Si no puedes vivir una vida de amor y honestidad, debes dejar de trabajar para mí.

Los trabajadores espirituales se ven necesariamente enfrentados con muchos obstáculos, pero los obstáculos deben ser vencidos. Y aunque sean insuperables, haz lo mejor que puedas independientemente de los resultados y de las consecuencias.

Mantente siempre listo para servir a la causa de la humanidad. Selecciona la clase de trabajo que estás capacitado para realizar de acuerdo con tus aptitudes y habilidades individuales. Y cualquiera sea el servicio que prestes debes hacerlo con plena fe.

La agresión debe ser resistida. La no-violencia del valiente es posible sólo para las almas avanzadas, las cuales, a través de una disciplina rigurosa han erradicado de su mente todas las formas de codicia y odio. Pero en lo concerniente a las personas en general no es deseable pedirles que actúen la forma externa de la no-violencia, cuando es su claro deber resistir la agresión en defensa propia o en defensa de sus hermanos más débiles. La insistencia general en la no-violencia sólo puede resultar en que la gente se vuelva cobarde, irresponsable e inerte.

Lo único importante es realizar la vida divina y ayudar a otros a realizarla, manifestándola en la vida cotidiana. Penetrar en la esencia del ser y emanar la fragancia de esta conquista interior, expresando verdad, amor, pureza y belleza en el mundo de las formas, para la guía y beneficio de otros, es lo único que tiene valor en sí mismo.

Desde mi punto de vista resulta más bendecido el ateo que desempeña sus responsabilidades mundanas aceptándolas como su honorable deber, que el hombre que presume ser un devoto creyente en Dios pero que evita las responsabilidades que le corresponden por la ley divina, y corre detrás de sadhus, santos y yoguis, en busca de alivio del sufrimiento que en última instancia le hubiera producido su liberación eterna.

Dios perdona todo menos la hipocresía.

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