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El silencio

El silencio

El silencio

Dado que los hombres han estado sordos a los principios y preceptos establecidos por Dios en el pasado, en la presente forma avatárica Yo observo silencio. Han pedido y han recibido suficientes palabras, ahora es tiempo de vivirlas. Para acercarse más y más a Dios hay que alejarse más y más del “yo”, “mi”, y “mío”. No tienes que renunciar a nada excepto a ti mismo. Es así de simple, aunque resulte casi imposible. Se puede renunciar al yo limitado por mi gracia. Yo he venido a liberar esta gracia.

Continuamente y desde siempre el regalo más grande de Dios se da en silencio. Pero cuando la humanidad se vuelve completamente sorda al trueno de Su Silencio, Dios encarna como hombre. Sólo Dios es.

El silencio externo ayuda al silencio interno y solo en silencio interno, en profundo silencio interno, se encuentra a Baba. Yo nunca estoy en silencio. Yo hablo eternamente. La voz que se escucha en la profundidad del alma es mi voz.

Cuando el Dios Hombre habla, la verdad se manifiesta con más fuerza que cuando la expresa a través de la vista o del tacto. Por esta razón los Avatares generalmente observan un período de silencio que dura varios años y lo rompen solamente cuando desean manifestar la voluntad divina. Entonces tiene lugar una transformación global de la consciencia.

Cuando estuve en Estados Unidos me preguntaron cuándo rompería mi silencio. Yo les pregunté: “si mi silencio no puede hablar, ¿para qué servirían discursos hechos con la lengua?”.

Yo no establezco preceptos. Cuando yo libere la marea de la verdad la vida cotidiana de los hombres será un precepto vivo. Las palabras que no he pronunciado cobrarán vida en ellos.

Si quienes me aman dejan por un minuto sus mentes en silencio antes de irse a dormir, piensan en mí y me visualizan en el silencio de sus mentes, y lo hacen regularmente, el velo de la ignorancia desaparecerá y experimentarán el gozo del que hablo y que todos anhelan.

Cuando yo rompa mi silencio no será para llenar sus oídos con sermones espirituales. Pronunciaré solo una palabra y esta palabra penetrará en los corazones de todos los hombres y hará que aun el pecador sienta que él está destinado a ser un santo, mientras que el santo sabrá que Dios está en el pecador tanto como en él.

El Maestro
El alma