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Servirlo a Él, es servir al universo

Servirlo a Él, es servir al universo

Servirlo a Él, es servir al universo

Servir al Dios-Hombre, quien sirve a todos, es servir al universo. El servicio desinteresado y el amor son cualidades divinas gemelas. Sólo aquél que ama puede servir. Sirve a tu Amado Dios-Hombre y estarás sirviendo a tu propio Yo en cada uno de los otros seres. El servicio que Él espera es para tu propio beneficio espiritual, pero este servicio debe ser espontáneo, voluntario, de todo corazón, incondicional y no debe esperar ninguna recompensa. Este servicio es un arduo sacrificio que pone a prueba al cuerpo, a la mente y al espíritu; de otra manera ¿dónde yacería la perfección del servicio, si fuese fácil y a la conveniencia de uno? El cuerpo sufre, la mente es atormentada, pero el espíritu de quien sirve desinteresadamente al Maestro experimenta la dicha de la satisfacción.

Para evitar la inacción por un lado y el orgullo de la acción por el otro, es necesario para el aspirante construir un ego provisional y activo el cual esté enteramente subordinado al Maestro.