A sus 12 años de edad, Merwan compuso estas líneas y se las compartió a quienes eran entonces sus amigos.

Este mundo es efímero, el alma es eterna, Aquel mundo es eterno, el alma es inmortal. Su movimiento es indestructible, su amor incomparable, ¡Oh peregrino, extiende tus pies por este sendero sagrado! Haz lo máximo para realizar la Eternidad, y entonces serás feliz en ambos mundos.

Cada alma vive en el mundo solamente por un breve tiempo, y cuando es nuestra hora de abandonar este mundo, nos vamos con las manos vacías. No sabemos en lo más mínimo en qué momento nos marcharemos de esta caravana serai (posada de caravanas); pero tarde o temprano, tenemos que irnos, abandonando todo lo que nos es querido.

A pesar de saber esto, es una necedad total apegarse a este mundo y sus bienes materiales, y aferrarse a ello a toda costa.

Debemos hacer el bien en nuestra existencia efímera y momentánea, y esto lo podemos hacer siguiendo las enseñanzas de nuestro Profeta Zaratustra. Si cumplimos estrictamente los preceptos de nuestra religión, buenos pensamientos, buenas palabras y buenas acciones, nuestra vida será exitosa. Y al liberarnos de los afanes de esta vida, disfrutaremos una existencia enteramente diferente.

— Bhau Kalchuri, Lord Meher I.