Discípulos:
Los que no dan pero piden.
Los que dan pero también piden.
Los que dan y nunca piden.
Buscadores:
El buscador intelectual.
El buscador inspirado que es un intelectual.
El buscador inspirado.
Yoguis:
Los que dominan los ejercicios del Yoga con el solo fin
de adquirir poderes ocultos.
Los que anhelan la Meta y también poderes ocultos.
Los que anhelan la Meta sin pensar en poderes ocultos.
Amantes:
El mast* que ama y conoce solamente a Dios. Él pierde toda consciencia de su cuerpo y de su entorno, y está muerto para sí mismo y para el mundo. Para él sólo existe Dios.
El que vive en el mundo, cumpliendo con sus deberes y responsabilidades mundanas al ciento por ciento; pero siempre es consciente de que todo es pasajero y sólo Dios
existe. Ama a Dios sin que otros se percaten de ello.
El que se entrega completamente al Dios-Hombre (el Cristo o Avatar). Ya no vive más para sí mismo, sino para el Dios-Hombre. Este tipo de amante es el más elevado y menos común.
Renunciantes:
Los que hacen a toda costa lo que el Maestro les pide, pero esperan recompensa.
Los que hacen lo que el Maestro pide, sacrificando todo y sin esperar recompensa; pero lo hacen porque su entrega al Maestro se lo exige.
Los que no piensan en su entrega y están resignados a la Voluntad del Maestro tan completamente, que las preguntas de cómo, por qué o cuándo nunca entran en sus mentes.
Estos son los ‘esclavos afortunados’ en los que Hafiz nos aconseja convertirnos:
Mazan ze choono-chera dam ke banda-e-muqbil;
Ze jan qabul kunad har sukhan ke Sultan guft.
“Como corresponde a un esclavo afortunado,
lleven a cabo toda orden del Maestro sin ninguna
pregunta sobre el por qué o el qué.”