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El Impulso Inicial y el Viaje de la Consciencia Evolucionante

El Impulso Inicial y el Viaje de la Consciencia Evolucionante

PARTE II

El Impulso Inicial y el Viaje de la Consciencia Evolucionante

Pensemos ahora en un alma inconsciente.

Al principio, el alma no tenía impresiones (sanskaras) ni consciencia.

En consecuencia, en esta etapa o en este estado, el alma no tenía forma o cuerpo denso, cuerpo sutil o cuerpo mental, porque solamente la existencia de las impresiones (sanskaras) densas, sutiles y mentales puede dar existencia a los cuerpos denso, sutil y mental, y sólo la existencia de estos cuerpos puede hacer posible la existencia de los mundos denso, sutil y mental.

De ahí que, al principio, el alma no tuviera consciencia de los cuerpos denso, sutil y mental, y también fuera inconsciente de su propio Yo, y entonces el alma naturalmente no tenía experiencias de los mundos denso, sutil y mental y tampoco tenía experiencias del Alma Universal (Paramatma).

Este calmo estado del alma, infinito, sin impresiones e inconsciente, repercutió con un urgir al que llamamos el primer impulso (el primer impulso de conocerse a Sí Misma).

El primer impulso estaba latente en Paramatma.

Cuando comparamos a Paramatma con un océano infinito e ilimitado y cuando decimos que Paramatma tuvo el primer impulso, también podría decirse, en términos de comparación, que el océano infinito e ilimitado tuvo el primer impulso o el antojo.*

Lo finito y lo infinito están ambos incluidos en lo Infinito.

Ahora bien, ¿este primer impulso fue infinito o finito, o al principio fue finito y luego infinito, o viceversa?

El primer impulso fue muy finito, pero este primer impulso fue de lo Infinito.

Este primer impulso muy finito fue del Océano-Paramatma infinito, y la manifestación de este primer impulso latente y muy finito de lo Infinito fue restringido a un punto muy finito del Océano infinito e ilimitado.

Pero, como este punto muy finito de la manifestación del primer impulso latente, que también era muy finito, estaba en el Océano infinito e ilimitado, este punto muy finito de la manifestación del primer impulso fue también ilimitado.

A través de este punto muy finito de la manifestación del primer impulso (también muy finito), la sombra de lo Infinito (sombra ésta que, cuando es de la Realidad, es infinita) apareció gradualmente**  y siguió expandiéndose.

Este punto muy finito de la manifestación del primer impulso latente se llama el Punto Om o Punto de la Creación, y este punto es ilimitado.

Simultáneamente con la reverberación del primer impulso, emergió la primera y más densa impresión, objetivando al alma como el opuesto más absoluto y la contraparte densa más finita de lo Infinito.

Debido a esta primera impresión muy densa del primer impulso, el Alma infinita experimentó por primera vez. Esta primera experiencia del Alma infinita consistió en que ella (el Alma) experimentó una contrariedad en su identidad con su estado infinito, sin impresiones e inconsciente.

Esta experiencia de la contrariedad efectivizó una mutabilidad en la estabilidad eterna e indivisible del Alma infinita, y espontáneamente ocurrió un tipo de erupción, que rompió el equilibrio indivisible y la tranquilidad inconsciente del Alma infinita con una repercusión o sacudida tremenda que impregnó a la inconsciencia del Alma inconsciente con la primera consciencia de su aparente separación del estado indivisible de Paramatma. Pero, al ser el Alma infinita, la primera consciencia que derivó de esa repercusión o sacudida de una primera impresión absolutamente opuesta y muy densa de su separación aparente, fue natural y necesariamente la primera consciencia finita.

La primera consciencia que emanó del Alma es, evidentemente, sumamente finita en proporción a la experiencia de los opuestos absolutos de su propio estado original infinito. Entonces, esto significa que, al principio, cuando el Alma infinita sin impresiones fue impresionada por primera vez, tuvo, como su primera impresión, una impresión absolutamente densa. Y la primera consciencia que emanó de ella (el Alma) fue sumamente finita.

Simultáneamente, en ese instante, la inconsciencia del Alma infinita experimentó concretamente una primera consciencia sumamente finita de la primera impresión sumamente densa.

Esta Alma infinita y eterna tuvo consciencia, pero esta consciencia por impresión, no fue de su estado eterno o de su Yo infinito sino de la impresión muy finita por la impresión muy densa.

Ahora bien, como se explicará después, si el alma es consciente de las impresiones (sanskaras), entonces el alma debe experimentar necesariamente estas impresiones, y a fin de experimentar las impresiones, la consciencia del alma debe experimentarlas a través de los instrumentos apropiados.

Así como son las impresiones, de igual modo son las experiencias de las impresiones, y de igual modo deberán ser los instrumentos para experimentar las impresiones. O sea que las impresiones hacen surgir las experiencias, y para experimentar las impresiones es necesario el uso de los instrumentos apropiados.

En consecuencia, como el Alma infinita, eterna y sin forma tiene ahora la primera y más finita consciencia de la primera impresión sumamente densa, muy evidente y necesariamente esta primera consciencia sumamente finita del alma debe utilizar el primer instrumento sumamente finito y sumamente denso para experimentar la primera impresión sumamente densa.

En esta etapa, basta mencionar aquí, para la limitada comprensión humana, que la primera consciencia sumamente finita del alma, al experimentar la primera impresión sumamente densa, se centró en un instrumento sumamente apropiado, sumamente finito y sumamente denso, que tendió imperceptiblemente a que el Alma (sin forma) asociara e identificara a su Yo muy infinito y eterno con esta forma sumamente densa y sumamente finita y limitada como su primer instrumento.

La primera consciencia del Alma indivisible, al experimentar la primera impresión a través del primer instrumento o medio, crea en el alma la tendencia a asociar e identificar a su Yo eterno e infinito con la primera forma, la muy finita y muy densa, la cual fue como la semilla de la contrariedad, que fue sembrada espontáneamente por la reverberación del primer impulso, y que imperceptiblemente germinó y se manifestó, por primera vez, en forma de dualidad. Cuando su consciencia recién obtenida hace que se asocie e identifique con la forma o el instrumento finito y denso, la consciencia del alma hace que el Alma infinita, eterna, indivisible y sin forma experimente que ella es esa forma finita y densa.

De esta manera, la consciencia obtenida por el alma inconsciente, en vez de experimentar la realidad a través de la unidad y de la identidad con el Alma Universal, experimenta la ilusión a través de la dualidad y la identidad con la forma densa, multiplicando diversas impresiones en una serie de experiencias mientras se asocia con la forma densa y gradualmente obtiene y hace evolucionar cada vez más la consciencia.

A fin de entender más clara y concretamente cómo la consciencia obtenida por el alma se desarrolla gradualmente a través del proceso de la evolución, examinemos ese estado del alma consciente en el que la consciencia del alma se asocia con la forma de la piedra como el instrumento más finito y más denso, y el alma empieza así a identificarse a sí misma como piedra.

En realidad, la consciencia del alma utiliza la forma de la piedra sólo después de innumerables ciclos y eras de diversas experiencias a través de diversas especies de formas, de las cuales hay siete clases principales diferentes de formas gaseosas sumamente finitas y sumamente densas, que ni siquiera pueden ser concebidas o imaginadas por los seres humanos corrientes.

Es por conveniencia que empezamos con ese estado del alma consciente cuando apenas comienza a asociarse e identificarse con la forma de la piedra.

En la forma de la piedra hay también variadas especies, y la consciencia del alma tiene que utilizar a todas y cada una de estas especies como instrumentos apropiados, uno tras otro, de acuerdo con la diversidad de impresiones del alma, para experimentar variadas e incontables impresiones reunidas una tras otra en la forma de piedra.

Si tomamos la piedra como instrumento de impresiones muy densas, en consecuencia, el alma que está eternamente en el Alma Universal, ahora con una consciencia muy finita, experimenta impresiones muy densas a través del instrumento de la forma de piedra.

De manera que el alma infinita, indivisible y eterna (sin forma) que está eternamente en el Alma Universal, al experimentar las impresiones muy finitas y densas a través de su propia consciencia muy finita, utiliza el instrumento muy finito y denso de la primerísima especie de piedra (‘primerísima’ significa sumamente primera), y así provoca que imperceptiblemente el alma, espontáneamente, se identifique como piedra.

Tras eras y ciclos, la consciencia muy finita y densa se vuelve gradualmente más evolucionada en el alma mediante innumerables y variadas experiencias de las impresiones muy densas y finitas, a través de la identificación del alma con la primerísima especie de piedra. A su tiempo, cuando se llega a un límite de tener experiencias, la identificación del alma con la primerísima especie de piedra se disocia gradualmente y esa forma de piedra es abandonada.

El alma queda ahora, durante un período sin instrumento alguno, aunque la consciencia muy finita que ha evolucionado permanece junto con las impresiones muy densas y finitas de la primerísima especie de forma de piedra que se acabó de abandonar.

Así, el alma, ahora sin instrumento o forma alguna, es consciente de las impresiones (sanskaras) muy finitas. Pero, mientras la consciencia se centre en las impresiones, el alma deberá experimentar necesariamente esas impresiones.

Por lo tanto, a fin de experimentar las impresiones de la primerísima especie de forma de piedra abandonada, la consciencia del alma centrada en las impresiones de la forma de piedra abandonada, empieza a asociarse con la más inmediata especie de forma de piedra. El alma se identifica con esta especie de piedra, y la consciencia del alma empieza a experimentar, a través de la asociación con el nuevo instrumento de la próxima especie de forma de piedra, las impresiones de la primerísima especie de forma de piedra.

El punto más importante que hay que entender aquí es que, cuando la consciencia del alma disocia su identificación con una forma o instrumento y retiene solamente las impresiones de la forma así disociada, estas impresiones se experimentan a través de otro instrumento apropiado cuando la consciencia del alma se asocia con el siguiente instrumento o forma. Pero este instrumento o forma siguiente es siempre creado y moldeado con las impresiones consolidadas de la última especie de forma con las que el alma se asoció e identificó, las cuales (las impresiones) fueron retenidas por la consciencia del alma aun cuando está disociada de la forma.

Por ello, innumerables experiencias diversas de incontables impresiones experimentadas por la consciencia del alma a través de diversas especies de formas de piedra, una tras otra, conducen a una mayor evolución de la consciencia del alma.

Al final, se llega a una etapa, después de eras y ciclos de experiencias, en la que la consciencia del alma tiene una tendencia a disociar al alma incluso de la especie ultérrima de la forma de piedra; y, aunque la ultérrima especie de la forma de piedra sea disociada o abandonada por el alma, la consciencia muy finita que hasta ahora evolucionó, permanece junto con las impresiones muy finitas y densas de la ultérrima especie de la forma de piedra abandonada.

El alma, ahora sin instrumento o forma alguna, es consciente de las impresiones (sanskaras) muy finitas y densas de la ultérrima especie de forma de piedra. El alma deberá experimentar necesariamente estas impresiones.

Ahora bien, a fin de experimentar las impresiones de la ultérrima forma de piedra, el alma se asocia e identifica con otro instrumento: con la forma de metal. Este instrumento de forma de metal es sólo el molde de las impresiones de la ultérrima especie de forma de piedra. En otras palabras, la primerísima especie de forma de metal es creada y moldeada por las impresiones de la ultérrima especie de forma de piedra.

De manera que el alma infinita, eterna y sin forma, que está eternamente en el Alma Universal, experimenta a través de la consciencia evolucionada las impresiones muy densas y finitas de la ultérrima especie de forma de piedra mientras se asocia y se identifica con la primerísima especie de forma de metal.

Hay diversas especies de forma de metal, tal como las hay de forma de piedra, y la consciencia del alma utiliza estas diversas e innumerables especies de forma de metal como instrumentos a través de los cuales experimenta las diversas e innumerables impresiones recogidas. Por ello, la evolución de la consciencia del alma obtiene y acumula ímpetu, en proporción a las diversas y múltiples experiencias de las variadas e innumerables impresiones, a través de diferentes instrumentos o especies de formas.

Es así como los ciclos evolutivos de la consciencia del alma siguen evolucionando una consciencia más vasta y mayor, con la evolución de las formas de especies cada vez más elevadas, mientras experimentan y agotan las impresiones de las formas disociadas de las especies más bajas.

La consciencia del alma experimenta y agota todas las impresiones de las ultérrimas especies de forma de piedra a través del instrumento de la primerísima especie de forma de metal. Cuando todas las impresiones de la ultérrima especie de forma de piedra se agotan, la consciencia del alma se disocia de la primerísima especie de forma de metal y abandona esa forma. Pero la consciencia retiene ahora las impresiones de la primerísima especie de forma de metal.ͣ

Estas impresiones de la primerísima especie de forma de metal son experimentadas ahora por el alma consciente a través de su asociación e identificación con la más inmediata especie de forma de metal. Esta forma es sólo el molde consolidado de las impresiones de la primerísima especie de forma de metal que fue abandonada o disociada por el alma consciente. Así se crea una cadena de variadas especies de formas de metal, y el alma (o para ser más precisos, la consciencia del alma) se asocia con cada especie de forma de metal y se disocia de cada especie de forma de metal, agotando y obteniendo diversas impresiones. Al experimentar estas impresiones, el alma hace que la consciencia evolucione simultáneamente, cada vez más, con la evolución de cada vez más elevadas especies de formas. Tras eras y ciclos, al final, la consciencia del alma se asocia e identifica con la ultérrima especie de forma de metal para experimentar las impresiones de la penultérrima especie de forma de metal que el alma acabó de abandonar o disociar.

Esta alma, eternamente en el Alma Universal, aunque siendo infinita y sin forma, se encuentra como metal.

Al identificarse con diversas especies de forma de metal, el alma empieza a experimentar simultáneamente el mundo denso de acuerdo y en proporción con las experiencias del alma acerca de la forma de piedra y de la forma de metal.

La forma de metal, que incluye una serie de diversas especies de metal, es tan inorgánica, inanimada y sólida como la forma de piedra, la cual incluye una serie de diversas especies de piedra.

El alma, o más precisamente, la consciencia del alma, al identificarse con las especies de formas de piedra y formas de metal, se halla como una forma pétrea o metálica y así se percibe como inorgánica, inanimada y sólida, y experimenta estos estados inorgánicos, inanimados y sólidos a través de la total evolución de las formas de piedra y de metal en el mundo denso.

El estado sólido e inanimado del alma es aquél en el que la vida y la energía están todavía dormidas a pesar de la mayor evolución de la consciencia. De ahí que las formas no puedan espontáneamente en este estado sólido, moverse por sí solas (o sea, no pueden tener movimiento voluntario), y por lo tanto la consciencia del alma, asociándose con estas formas sólidas que son inanimadas e inorgánicas, y con la vida y la energía que todavía están en ellas dormidas, tiende a asumir posiciones recostadas y horizontales más que a asumir posturas verticales y derechas o posiciones erectas en el mundo denso.

Tras eras y ciclos de variadas e innumerables experiencias densas y de diversas e innumerables impresiones a través de una variedad de especies de formas de metal, la consciencia del alma finalmente se disocia incluso de la ultérrima especie de forma de metal. Por ello, la identidad del alma con la ultérrima especie de forma de metal es abandonada y, como habitualmente lo hace, el alma consciente está ahora, una vez más, desidentificada temporalmente de cualquier forma (o sea, el alma está ahora sin forma alguna).

En este estado del alma consciente, en el que no hay forma con la que se asocie, la consciencia del alma se centra solamente en las impresiones de la ultérrima especie de forma de metal, que ahora ha sido abandonada.

Así el alma consciente en este estado –al no tener forma para identificarse– es solamente consciente de las impresiones de la ultérrima especie de forma de metal.

El alma consciente deberá agotar estas impresiones de la ultérrima especie de forma de metal mediante la consciencia del alma que experimenta estas impresiones a través de algún instrumento apropiado. Y el instrumento apropiado para gastar o agotar estas impresiones de la ultérrima especie de forma de metal es la primerísima especie de forma vegetal. Esta especie de forma vegetal no es sino el molde consolidado de las impresiones de la ultérrima especie de forma de metal.

Cuando la consciencia del alma se asocia ahora con la primerísima especie de forma vegetal, el alma, consciente de ello, tiende a identificarse con esa forma y realmente se halla como esa especie de forma vegetal, totalmente inconsciente de la realidad de que ella (el alma) es infinita, eterna y sin forma, eternamente en el Alma Universal (Paramatma).

En este estado de la primerísima especie de la forma vegetal, la consciencia del alma experimenta el mundo denso, de acuerdo y en proporción con las impresiones que ella experimentó y con las experiencias de las formas de piedra, las formas de metal y la forma vegetal, respectivamente.

Al experimentar así el mundo denso, esta consciencia del alma, identificada con la forma vegetal, comprende ahora que es vegetal y tiene atributos semiinanimados y semianimados. El alma consciente se establece ahora en el mundo denso a través de esta posición derecha y erecta de la forma vegetal. Aunque esta forma no puede estar de pie independientemente por sí sola, usa el apoyo de otros instrumentos para asumir una posición derecha. Sin embargo, esta forma todavía no es capaz de dar la experiencia del movimiento voluntario a la consciencia del alma.

Después de que las impresiones de la ultérrima especie de la forma de metal son agotadas por la consciencia del alma a través de la primerísima especie de forma vegetal, esta primerísima especie de forma vegetal es abandonada (o sea, la consciencia del alma se disocia de esta primerísima especie de forma vegetal).

Nuevamente, el alma consciente comprende que está sin forma aunque la consciencia evolucionada esté ahí. Esta consciencia evolucionada del alma está ahora centrada en las impresiones de la primerísima especie de la forma vegetal que se acabó de abandonar o disociar.

Para experimentar estas impresiones de la primerísima especie de la forma vegetal, la consciencia del alma, ahora sin forma alguna, utiliza un instrumento apropiado, que es la especie más inmediata de la forma vegetal. Esta especie más inmediata de la forma vegetal no es sino el molde consolidado de las impresiones de la primerísima especie de forma vegetal.

Mediante asociación con el instrumento de la más inmediata especie de forma vegetal, la consciencia del alma experimenta en el mundo denso las impresiones de esa última especie de forma vegetal que acaba de abandonar. Cuando estas impresiones se agotan a través de diversas experiencias, la consciencia del alma abandona su asociación con la más próxima especie de forma vegetal y nuevamente experimenta que ella (el alma) está sin forma densa y que su consciencia se centra solamente en las impresiones de esa especie de forma que acaba de abandonar. Nuevamente, para experimentar estas impresiones, la consciencia del alma dispone al alma a que se identifique con la próxima especie de forma vegetal. Esta cadena de impresiones, experiencias y especies de forma, de una forma a la otra, está tan eslabonada que aparentemente es interminable; y la consciencia del alma, a fin de evolucionar plena y completamente, no tiene otra vía que la de enredarse en este círculo vicioso hasta que, por fuerza, la consciencia del alma así obtenida, hace que el alma comprenda que es infinita y eterna y está eternamente en el Alma Universal, y hace que el alma experimente poder, conocimiento y dicha infinitos.

Lo importante, que ha de señalarse cuidadosamente, es que, a medida que el ciclo de la evolución de la consciencia del alma prosigue su movimiento, y una consciencia más vasta y mayor evoluciona a través de experiencias de impresiones cada vez más vastas y mayores, esta evolución de la consciencia hace que inadvertidamente evolucione una serie de formas de especies cada vez más elevadas, mientras se agotan las impresiones de las especies más bajas que se disocian, abandonan o dejan.

Así, el intervalo entre el principio y el fin de una serie de especies de una forma particular, como lo son la forma de piedra, la forma de metal, o la forma vegetal u otras formas, empezando con la especie primerísima más baja y tosca de una forma de una clase especial y terminando con la ultérrima especie más elevada o sublime de forma de esa clase particular, es llenado progresivamente por la evolución de formas de tipos cada vez más elevados apropiados a las impresiones y que ayudan a la consciencia del alma a lograr una consciencia cada vez más elevada. En suma, entre la primerísima y la ultérrima especie de forma de una forma particular, hay diversas especies de formas de esa forma particular, que evolucionan para adecuarse a los requerimientos de la consciencia del alma que está evolucionando.

Al llegar a este punto, en el que la consciencia del alma se asocia con la ultérrima especie de forma vegetal, el alma consciente se asocia con esta ultérrima especie de forma vegetal y experimenta las impresiones de la penultérrima especie de forma vegetal que se acabó de dejar.

Cuando se agotan todas las impresiones de esta penultérrima especie de forma vegetal, el alma consciente no se identifica más con la ultérrima especie de forma vegetal porque la consciencia del alma se ha disociado de la ultérrima especie de forma vegetal. Esta ultérrima especie de forma vegetal al fin y al cabo es también dejada por el alma consciente después de eras y ciclos de experiencia de todo el reino vegetal a través del mundo denso, en la tierra y en las aguas.

Aunque la ultérrima especie de forma vegetal es dejada por el alma consciente y el alma está ahora sin forma alguna, empero la consciencia evolucionada está ahí, y a través de esta consciencia, el alma (aunque sin forma) es consciente de las impresiones de la ultérrima especie de forma vegetal que acabó de dejar.

Estas impresiones deberán necesariamente gastarse o agotarse.

A fin de experimentar estas impresiones, la consciencia del alma se asocia ahora con un instrumento apropiado para experimentar estas impresiones de la ultérrima especie de forma vegetal. Por lo tanto, la consciencia del alma dispone que el alma se identifique con la primerísima especie de la forma de gusano. Debe recordarse que esta forma de la primerísima especie de forma de gusano no es sino el molde consolidado de las impresiones de la ultérrima especie de forma vegetal.

Al identificarse el alma consciente de esta manera con esta primerísima especie de forma de gusano, el alma comprende que es realmente un gusano y se vuelve consciente de su forma de gusano.

A pesar de toda la consciencia que hasta aquí evolucionó, el alma todavía no es consciente de su realidad, de su estado original, infinito y eterno, eternamente en el Alma Universal. Aunque el alma está eternamente en el Alma Universal y es infinita y sin forma, esta alma parcialmente consciente se experimenta realmente como un gusano en el mundo denso. Esto es ignorancia. Esta ignorancia persiste hasta que la consciencia del alma no evoluciona por completo, pero aun cuando el alma ha llegado a la consciencia plena, se dice que todavía está envuelta por la ignorancia porque esta consciencia plenamente desarrollada no hace al alma instantáneamente consciente del Yo. Por el contrario, cuando la consciencia del alma evolucionó por completo, el alma empieza a identificarse como un ser humano.

Al asociarse la consciencia del alma con la primerísima especie de forma de gusano, experimenta y agota las impresiones de la ultérrima especie de la forma vegetal. Cuando todas las impresiones de la ultérrima especie de forma vegetal se agotan o gastan por completo a través de las diversas experiencias tenidas por el alma al identificarse con la primerísima especie de forma de gusano, entonces esta primerísima especie de forma de gusano es abandonada o disociada y el alma está una vez más sin forma alguna, aunque es consciente de las impresiones de la primerísima especie de forma de gusano.

Estas impresiones de la primerísima especie de forma de gusano deberán experimentarse y agotarse. Por lo tanto, la consciencia del alma se asocia con otro instrumento apropiado y el alma es llevada a identificarse con la más próxima especie de forma de gusano. Este instrumento de la especie más próxima de forma de gusano no es sino el molde consolidado de las impresiones de la primerísima especie de forma de gusano.

De esta manera, se plasma y se desecha una especie tras otra de forma de gusano, al evolucionar rápidamente la consciencia del alma a través de la experimentación de las variadas impresiones de las formas de gusano a través de las diversas especies de formas de gusano.

Cuando el alma consciente es consciente de la forma de gusano y se experimenta como un gusano en el mundo denso, la consciencia del alma también tiene, por primera vez, la experiencia del movimiento voluntario, y también experimenta que es una criatura animada. Esta alma consciente de su forma de gusano, en su afán por obtener más y mayor consciencia, también se experimenta en el mundo denso como un invertebrado, y en una etapa posterior en otros estados de formas de gusano vertebradas, sin extremidades y reptantes, de diversas especies. En otras diversas especies de forma de gusano, la consciencia del alma pasa por experiencias más amplias y variadas de movimiento voluntario arrastrándose, valiéndose de pares de patas y, a veces, de múltiples pares de patas, y en ocasiones, de pares de patas y pares de alas. A veces, el alma consciente de su forma de gusano, en variadas especies de forma de gusano, se percibe como poseedora de una superficie pilosa, a veces de una superficie lisa y sedosa, y a veces áspera o escamosa (cuero). El alma consciente de su forma de gusano también comprende más vívidamente que tiene que luchar por su sustento y también por su sobrevivencia, y que está dotada de sensación y vida.

Esta alma consciente de su forma de gusano, con más amplia evolución de consciencia a través de mayores, variadas e innumerables experiencias de variadas y múltiples impresiones de diferentes especies de formas de gusano, también experimenta y comprende que es un anfibio; que no sólo tiene movimiento voluntario en la tierra sino también libertad y movilidad en el agua.

Para que nos resulte cómodo comprender más claramente la evolución de la consciencia, incluimos en la forma de gusano a las variadas especies de gusanos, a las variadas especies de insectos, a las variadas especies de reptiles y a las variadas especies de anfibios. En suma, incluimos en la forma de gusano a todas las especies que tienden a arrastrarse o que se arrastran a pesar de tener extremidades, patas y alas, o que de otro modo se diferencian de las aves y los cuadrúpedos.

Las formas de piedra y metal no tenían una posición derecha o erguida. Eran formas recostadas. Su postura era chata y horizontal. La forma vegetal tenía una posición derecha, erguida. Ahora bien, la forma de gusano es nuevamente del tipo recostado que no tiene postura derecha o erecta, sino que tiende a tener una postura postrada.

Cuando la consciencia del alma se asocia con la ultérrima especie de forma de gusano después de experimentar todas las impresiones de las variadas especies de forma de gusano, y cuando el alma consciente finalmente abandona o deja esta ultérrima especie de forma de gusano después de eras y ciclos de diversas y múltiples experiencias en el mundo denso, el alma consciente se halla nuevamente sin asociación o identificación alguna con las formas. Pero la consciencia del alma se centra ahora en las impresiones de la ultérrima especie de forma de gusano que acaba de dejar. Estas impresiones deberán necesariamente agotarse a través de la experiencia, y para tener experiencia se necesita un instrumento adecuado.

En consecuencia, la consciencia del alma, al concentrarse en las impresiones de la ultérrima especie de forma de gusano, se asocia con un instrumento apropiado y lleva a que el alma se identifique con la primerísima especie de la forma de pez a fin de experimentar y agotar las impresiones de la ultérrima especie de forma de gusano. Esta primerísima especie de forma de pez no es sino el molde consolidado de las impresiones de la ultérrima especie de forma de gusano.

Tan pronto las impresiones de la ultérrima especie de la forma de gusano se agotan a través de las experiencias, la primerísima especie de forma de pez es abandonada o dejada, porque la consciencia del alma se disocia de esta primerísima especie y el alma consciente no se identifica más con esa especie.

Aunque el alma consciente está ahora una vez más temporalmente sin forma, empero la consciencia del alma se centra en las impresiones de la primerísima especie de la forma de pez.

A fin de experimentar estas impresiones de la primerísima especie de forma de pez, la consciencia del alma se asocia con un instrumento adecuado y lleva a que el alma consciente se identifique como la más próxima especie de forma de pez. Esta especie no es sino el molde consolidado de las impresiones de la primerísima especie de forma de pez.

Después de eras y ciclos, y después de experimentar y agotar innumerables y variadas impresiones de diversas especies de formas de pez, la consciencia del alma finalmente se asocia con la ultérrima especie de forma de pez a fin de experimentar y agotar todas las impresiones de la penultérrima especie de forma de pez.

Así, el alma consciente de la forma de pez, identificándose con las variadas especies de forma de pez, experimenta en el mundo denso que es una criatura viva en el agua; un vertebrado dotado de vida, sensación y movimiento voluntario; una criatura animada con extremidades (si las tiene) que se transformaron en aletas; y que tiene que luchar por el sustento y por la supervivencia. El alma consciente de la forma de pez no experimenta una postura derecha y erecta, sino que se experimenta como quien está recostado sin poder alzar ni erguir su cabeza ni asumir una postura derecha en el mundo denso.

El alma consciente de la forma de pez finalmente deja o abandona su identidad con la ultérrima especie de forma de pez, tan pronto la consciencia del alma ha experimentado y agotado todas las impresiones de la penultérrima especie de la forma de pez. Así, el alma consciente se halla una vez más sin identificación con forma alguna. Pero la consciencia del alma es consciente de las impresiones de la ultérrima especie de forma de pez.

Estas impresiones de la ultérrima especie de forma de pez deberán experimentarse y agotarse, y por lo tanto, la consciencia del alma se asocia ahora con otro instrumento adecuado y así el alma es llevada a identificarse con la primerísima especie de forma de ave, que es sólo el molde consolidado de las impresiones de la ultérrima especie de forma de pez.

En la primerísima especie de forma de ave, la consciencia del alma experimenta y agota las impresiones de la ultérrima especie de forma de pez.

Cuando de esa manera se agotan todas las impresiones, la consciencia del alma se disocia de la primerísima especie de forma de ave, y el alma consciente abandona o deja su identidad con la primerísima especie de forma de ave (o sea, la primerísima especie de forma de ave es abandonada).

El alma consciente está una vez más sin forma pero tiene la consciencia centrada en las impresiones de la primerísima especie de la forma de ave que acaba de abandonar.

Estas impresiones deberán experimentarse y agotarse, y por lo tanto, la consciencia del alma se asocia automáticamente con la más próxima especie de forma de ave y lleva a que el alma consciente se identifique con la más próxima especie de forma de ave, especie ésta que es sólo el molde consolidado de las impresiones de la primerísima especie de forma de ave.

Y así sucesivamente, era tras era y ciclo tras ciclo, esta cadena de sucesivas asociaciones y disociaciones con variadas especies de una forma particular avanza firme y progresivamente, y despliega innumerables y diferentes impresiones que el alma consciente ha de experimentar. Directa e indirectamente, estas asociaciones y disociaciones de la consciencia del alma son absolutamente esenciales para mantener girando la rueda de la evolución de la consciencia. La evolución de las formas físicas es sólo un derivado en la factoría universal de la evolución de la consciencia.

El alma consciente de la forma de ave se identifica con una especie, luego con la siguiente, y después con la siguiente especie de forma de ave, una tras otra, en sucesión regular hasta que todas las especies de forma de ave son asociadas y disociadas alternadamente por la consciencia del alma, al experimentar ésta múltiples y variadas impresiones en el mundo denso, y de esta manera la consciencia evolucionada del alma consciente es llevada a que el alma se perciba como un ave en cada especie de la forma de ave. Aunque el alma eternamente es sin forma y está en el Alma Universal, empero el alma consciente del ave persistentemente se da cuenta que no es otra cosa que un ave en el mundo denso experimentando las impresiones del ave en la tierra, en el agua y en el aire. Se percibe como un vertebrado emplumado capaz de volar por el aire, y con la ayuda de dos patas mantiene una postura erguida.

Finalmente, después de eras y ciclos de experiencias de variadas especies de forma de ave, el alma consciente de la forma de ave deja o abandona la ultérrima especie de forma de ave tan pronto la consciencia del alma se disocia de la ultérrima especie de forma de ave y la consciencia del alma se disocia de la ultérrima especie de forma de ave, tan pronto la consciencia experimenta y agota plenamente todas las impresiones de la penultérrima especie de forma de ave en la ultérrima especie de forma de ave.

Nuevamente, el alma consciente se experimenta como sin forma alguna por el momento, aunque la consciencia, evolucionada de manera más amplia y mayor, está siempre ahí. (Una vez que el alma alcanza la consciencia, esta consciencia sigue evolucionando cada vez más y jamás podrá perderse ni retroceder.) Esta consciencia del alma sin forma se centra ahora en las impresiones de la ultérrima especie de forma de ave, que acaba de abandonar. Estas impresiones deberán necesariamente ser gastadas o agotadas por la consciencia del alma. En consecuencia, la consciencia se asocia con un instrumento adecuado y así lleva a que el alma consciente se identifique con la primerísima especie de la forma de animal ͤ. A través de esta primerísima especie de forma de animal, la consciencia del alma experimenta las impresiones de la ultérrima especie de forma de ave que fue abandonada o de la que se disoció. Esta primerísima especie de forma animal no es sino el molde consolidado de las impresiones de la ultérrima especie de forma de ave que fue abandonada.

Después de innumerables y diversas experiencias de las impresiones de la ultérrima especie de forma de ave a través de la primerísima especie de forma animal, la consciencia del alma agota completamente las impresiones de la ultérrima especie de forma de ave y luego, automáticamente, se disocia de la identificación con la primerísima especie de forma animal. De esta manera, la forma de esa especie es dejada por el alma consciente, o se dice que la forma de esa especie fue abandonada o murió.

Nuevamente, el alma consciente, con una mayor evolución de la consciencia, se halla sin una forma, aunque la consciencia del alma se centra en las impresiones de la forma (que se acaba de desechar o abandonar) de la primerísima especie de forma animal.

Estas impresiones de la forma (que se acaba de abandonar) de la primerísima especie de forma animal deben ser experimentadas o agotadas por la consciencia del alma; de modo tal que el alma consciente no debería percibir o registrar ninguna impresión de forma alguna, sino solamente ser consciente de la realidad de su propio estado infinito y eterno, sin formas o impresiones, y a través del conocimiento experimentar al Alma Universal. En todo ese arduo trabajo del alma por obtener para sí la consciencia, que le haría darse cuenta de la realidad de su Yo, el alma consciente sigue sin pausa en una cadena aparentemente interminable, con su consciencia esforzándose incesantemente para experimentar y agotar todas las impresiones que centralizan la consciencia del alma, desviando a esta consciencia de la realidad del estado eterno e infinito del Yo (eternamente en el Alma Universal) hacia la consciencia de la dualidad de la ilusión del mundo denso. Así, la consciencia del alma, en un esfuerzo para obtener la consciencia de la realidad del Yo, se recubre persistentemente con una envoltura de ignorancia.

Por lo tanto, a fin de que la consciencia del alma experimente y de esta manera agote las impresiones de la primerísima especie de forma animal, la consciencia del alma se asocia ahora, automáticamente, con un instrumento apropiado que le permita y le ayude a experimentar las impresiones de la primerísima especie de forma animal. Esta asociación de la consciencia del alma lleva forzosamente a que el alma consciente se identifique con la más próxima especie de forma animal. Esta más próxima especie de forma animal no es sino el molde consolidado de las impresiones de la primerísima especie de forma animal.

Tan pronto las impresiones son experimentadas y agotadas a través de la más próxima especie de forma animal, esta especie es abandonada por el alma consciente. El alma experimenta una vez más que no está identificada con ninguna forma densa del mundo denso.

Cuando el alma consciente del animal está sin forma alguna, la consciencia del alma se centra en las impresiones de la más próxima especie de forma animal que acaba de dejar o abandonar.

Estas impresiones también deben experimentarse a fin de que se agoten, y en consecuencia la consciencia del alma se asocia automáticamente con otro instrumento y esto lleva forzosamente a que el alma consciente se identifique con la siguiente y más próxima especie de forma animal.

Después de eras y ciclos de variadas e innumerables asociaciones y disociaciones con diversas especies de forma animal, la consciencia del alma finalmente se asocia con el medio que lleva a que el alma consciente se identifique como la ultérrima de la última especie de forma animal.

A lo largo de todas las experiencias del alma consciente de la forma animal, el alma se identificaba (a través de su consciencia) con variadas especies de animales en el mundo denso en el agua, en la tierra y debajo de la superficie de la tierra, y concretaba las experiencias de una criatura animada, habitualmente como un ser organizado como cuadrúpedo, dotado de vida, sensación y movimiento voluntario, y que durante todo el tiempo tuvo que luchar por su sustento y supervivencia, a veces como criatura herbívora y a veces como criatura carnívora. La forma animal no tiene postura erguida o derecha y tiene tendencia a mirar hacia abajo con la cabeza gacha. Sin embargo, los simios son los más evolucionados tipos de animales, y tienden a estar erguidos como los seres humanos.

Finalmente, después de eras y ciclos, cuando todas las impresiones de la penultérrima especie de forma animal son experimentadas y agotadas a través del instrumento de la ultérrima especie de forma animal, la consciencia del alma se disocia de la ultérrima especie de forma animal y el alma consciente no se identifica más con esta ultérrima especie de forma animal. Esta forma es disociada por la consciencia del alma y es abandonada o dejada. Sin embargo, aunque a la ultérrima especie de forma animal se la abandone o deje, las impresiones de la ultérrima especie de forma animal quedan o se retienen, y la consciencia del alma se centraliza o enfoca en las impresiones de la ultérrima especie de forma animal. El alma consciente está sin forma una vez más.

Estas impresiones deben ser necesariamente experimentadas y agotadas, y de ahí que la consciencia del alma se asocie ahora con otro instrumento adecuado y el alma por fuerza tiende a identificarse, a través de su propia consciencia, con la primerísima forma humana. Esta forma humana no es sino el molde consolidado o la plasmación de las impresiones de la ultérrima especie de forma animal.

A través de la primerísima forma humana, la consciencia del alma experimenta y agota las impresiones de la ultérrima especie de forma animal.

Cuando todas las impresiones de la ultérrima especie de la forma animal son experimentadas y agotadas por la consciencia del alma, entonces la consciencia del alma se disocia de la primerísima forma humana y el alma consciente automáticamente se desprende o abandona la asociación con el cuerpo. Esto se llama la muerte de la primerísima forma humana. Pero la consciencia del alma se enfoca o centraliza ahora en las impresiones de la primerísima forma humana y el alma ahora está temporalmente sin una forma.

A fin de que las impresiones de la primerísima forma humana puedan ser experimentadas y agotadas, la consciencia del alma se asocia con otro instrumento apropiado, y entonces el alma consciente tiende a identificarse con la más próxima forma humana, forma ésta que no es sino el molde consolidado o la plasmación de las impresiones de la primerísima forma humana de la cual se acaba de desprender o abandonar. Esta identificación del alma consciente con la próxima forma y con las siguientes se llama el nacimiento de un ser humano.

Tan pronto la consciencia del alma se asocia con la primerísima forma humana, la evolución de la consciencia es plena y completa.ͥ   A causa de que la consciencia (1) ͦ  del alma está plenamente desarrollada en la forma humana, la evolución de la forma es también completa, y no evolucionan ahora nuevas formas superiores una vez que el alma consciente se identifica con la primerísima forma humana. En suma, la consciencia del alma es plena y completa en la forma humana. El proceso de evolución de la consciencia se detiene. La forma humana es la forma evolucionada excelsa y más sublime en la evolución de la consciencia. De ahí que, en el ser humano, la consciencia está plenamente desarrollada, y la forma moldeada y plasmada después de eras y ciclos es la forma o el instrumento más perfecto. En consecuencia, la consciencia del alma utiliza este instrumento perfecto para experimentar y agotar completamente las impresiones a fin de que el alma plenamente consciente se vacíe de cualquier impresión que sea, y sea así capaz de comprender su propio estado real, eterno e infinito en el Alma Universal.

* Ver ‘El Antojo del Más Allá’, en Destellos de Meher Baba.

** El sentido que ha de darse es éste: la sombra de lo Infinito se filtró o fluyó del punto muy finito.

ͣ  El lector no debería pensar que los ‘superlativos’ que a menudo se repiten (por ejemplo, primerísimo, más próximo o muy finito) sean superfluos o redundantes porque cada especie de determinada forma (por ejemplo, la piedra) tiene numerosas repeticiones con leves variaciones antes de proseguir hacia la más próxima especie de esta misma forma, y pareció necesario hacer esa diferenciación. ‘Ultérrimo’ se usa para significar la forma que se encontró más recientemente, o sea, la forma evolutiva más elevada y última de la especie, y no se la debería interpretar como la forma más baja de la escala. N. E.

ͤ  Ver Características del mundo de los animales en Parte 3: Características de los Diferentes Reinos.

ͥ  Meher Baba sostiene que esos temas no deberían quedar más sin definir, aunque concede que creer o no creer en la evolución y reencarnación de ningún modo apresura o impide el progreso espiritual del hombre. Meher Baba nos habla del significado espiritual de la evolución y la reencarnación con las siguientes palabras: «La lucha evolutiva es la que le permite al alma desarrollar una consciencia plena como la existente en la forma humana, y ese propósito, habiendo sido logrado, las tramas resultantes o subproductos de la travesía evolutiva (los nuqush-e-amal o sanskaras) tienen que ser desechados, mientras se retiene intacta a la consciencia. En consecuencia, el proceso de la reencarnación consiste en permitir que el alma elimine los sanskaras pasando por el horno del dolor y del placer». N. E.

ͦ  Ver nota complementaria nº 1 en el Suplemento. El Suplemento contiene todas las referencias numeradas entre paréntesis.